El descerebrado sueño americano
"We are your friends" es una película bastante naif acerca del ascenso de un DJ en los suburbios de Los Angeles. El DJ en cuestión no es otro que la estrella juvenil, Zac Efron ("Buenos Vecinos"), alguien que de por sí atrae a muchos adolescentes al cine para verlo en acción. Acompaña como contraparte femenina del film, la curvilínea Emily Ratajkowski (la morocha topless del clip Blurred Lines de Robin Thicke). Hasta acá un cóctel atractivo y libidinoso para el rango etario de los 15 a 30 años. ¿Dónde está el problema? Como casi siempre sucede, en el planteo de la trama. El novato Max Joseph, que aquí oficia de director y guionista, nos ofrece una historia bastante básica, naif y cliché.
Cuatro amigos de The Valley, del tipo mediocre, que sólo piensan en volverse millonarios haciendo o inventando algo para lo cual no están ni remotamente preparados, intentan convertirse en los reyes de la noche en Los Angeles. Relacionistas públicos, djs, promotores y vendedores de drogas sintéticas. Esas son sus credenciales. No estudian y no tienen laburos (hasta que finalmente consiguen entrar en un call center), pero sí tienen sueños de grandeza. El gran sueño americano, esa trampa que promete convertirse en millonario de la noche a la mañana sin hacer prácticamente nada, simplemente teniendo un poco de suerte. ¿Qué tiene de interesante este planteo? Nada. Porque ni siquiera hay una intención seria de criticar este concepto de sueño americano.
Prácticamente se enfoca en cómo Zac Efron con mucha, mucha suerte, y algo de talento, logra pasar de tocar en boliches de mala muerte a un gran festival de música electrónica donde "se consagra". Digo lo de la suerte porque una noche se topa con un DJ groso de la escena nocturna californiana fumando un porro en la parte trasera del boliche y como por arte de magia lo invita a una fiesta donde está el verdadero ambiente fiestero al que quiere pertenecer. Antes de entrar a la fiesta le mete droga sintética y Efron comienza a ver dibujos animados por todos lados, lo que de alguna manera, comienza a potenciar su talento musical... Sí, así de estúpido como suena. Luego el DJ groso, también por arte de magia, lo toma bajo su ala protectora como aprendiz. En el camino a la fama debe lidiar con la estupidez de sus amigos y con el dilema de laburarle la novia a su mentor o ser fiel y no levantársela. Todas cuestiones muy profundas como podrán apreciar. Cuando finalmente se anima a encamarse con Emily, toman droga sintética (por supuesto) y viven una noche de fuego y música. También en el viaje de nuestro protagonista, se topa con la muerte de uno de sus mejores amigos. Adivinen cómo muere... por supuesto, por la ingesta de drogas sintéticas. El dolor, el nuevo amor, la ambición, las drogas sintéticas... lo llevan a componer una melodía superlativa que pone a todo el festival a bailar como locos y se acaba el film. Una verdadera cagada.
Más allá de lo básico de la trama, me debo poner un rato en el lugar del tipo que da el sermón, sobre todo luego de las muertes de jóvenes que se producen regularmente por sobredosis de drogas sintéticas. El mensaje del film es estúpido, irresponsable y descerebrado. Nadie se vuelve más talentoso por drogarse. Muy pocos llegan a ser millonarios sin esfuerzo. La clave de la vida no está en garcharse a la minita hot. No te hacen falta pastillas para divertirte.
No recomendable.