Mustang

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

Metáfora de la belleza, la libertad y lo indómito

A semejanza de los bellos, indomables y salvajes caballos de Norteamérica, las cinco protagonistas de “Mustang, belleza salvaje” luchan por no perder su libertad. Realizada por Deniz Gamze Ergüven, ganadora de varios premios internacionales y con nominaciones a Mejor película de habla no inglesa, cuenta la historia de cinco adolescentes, huérfanas, que son confinadas a un harén muy “sui géneris” en el cual la matriarca es la abuela y sultán dominado el tío.

El filme parte de un espacio amplio y luminoso en su comienzo para ir hacia la oscuridad progresiva a medida que la historia se desarrolla. Su puesta en escena es dinámica porque las chicas están en permanente movimiento. Si la idea fue crear una casa de muñecas, Deniz Gamze Ergüven lo logró. Desde esa perspectiva la mirada se vuelve hacia el interior y sólo por las ventanas enrejadas (también es una visión parcial de la realidad) se ve el exterior con sus múltiples planos: la carretera, otras casas, los árboles, los jóvenes que vienen a verlas, las amigas, etc.

Deniz Gamze Ergüven creó un cuento de hadas turco en el que a semejanza de las “Las mil y una noches”, Sherazade convertida en la pequeña Lale (Gunes Nezihe Sensoy) entretiene a sus hermanas y en el que no se escatima un humor descompresor: Nur (Doga Zeynep Doguslu), Ece (Elit Iscan), Selma (Tugba Sunguroglu), Sonay (Ilayda Akdogan), inventado escapatorias y posibles burlas al estado de prisioneras al que las ha sometido su abuela y su tío (como el viaje al estadio para ver un partido de fútbol, o la ayuda a su hermana Sonay para ver a su amado, o el escape de ella misma para aprender a manejar).

A semejanza de “Fuga de Alcatraz” (1979), dirigida por Don Siegel (al cual Deniz Gamze Ergüven parece rendir su pequeño homenaje), la dulce Lale, después de sufrir un shock por el suicidio de una de sus hermanas, planea cuidadosamente la fuga con la última, a la que tras una escaramuza la salva del casamiento arreglado por su tío.

Otras de la influencias que se perciben es la de Abdellatif Kechiche (“La vie d´Adele”, 2013), la de Haifaa al-Mansour (“La bicicleta verde”, 2012), Reha Erdem (“My only sunshine”, 2008), Eran Riklis (“La novia siria”, 2004, “Los limoneros”, 2008), o Suha Arraf (“Villa Touma”, 2014), pero tal vez la proyección más cercana a la propuesta haya sido “Las vírgenes suicidas” (1999), de Sofía Coppola, con la que comparte la mirada femenina, cierta tristeza, dulzura mórbida y sutil desilusión. Casi todas las producciones nombradas con anterioridad poseen un denominador común: el aislamiento, la marginalidad y la pérdida de referencias. Son poderosos retratos de la condición actual de la mujer en el mundo musulmán y también occidental.

La directora turca, nacionalizada francesa Deniz Gamze Ergüven, junto con la guionista Alice Winocour, en “Mustang, belleza salvaje” desarrolla un excelente discurso ético en el que deja entrever como las prédicas religiosas, las costumbres y tradiciones sociales reducen a las mujeres en objetos de uso doméstico (la casa se convierte en una escuela o fábrica para muchachas casaderas), y procreativo (la preocupación de generar el mayor número de hijos posibles).

Un detalle interesante es la construcción de los personajes. La realizadora turca no crea estereotipos sino que a las cinco protagonistas les da una identidad propia, que marca la personalidad de cada una. Parte desde la irreverencia hasta la ingenuidad, sin olvidar los juegos y la capacidad de inventiva para escapar de la opresión. Son jóvenes que intentan legalizar su condición de seres libres en un país donde la mujer no tiene derecho a nada y mucho menos sobresalir. También es curiosa la dicotomía entre ciudad y poblaciones rurales. La mujer a pesar del sometimiento es mucho más libre en la capital, por eso Lale en todo el transcurso del filme quiere llegar a Estambul, como Olga de “Las tres Hermanas” (Chejov) que quería llegar a Moscú. Estambul como Moscú, significan libertad.

Al igual que Bernarda Alba (“La casa de Bernarda Alba”, de García Lorca, 1936 (Tras la muerte de su segundo esposo, Bernarda Alba se recluye e impone un luto riguroso y asfixiante por ocho años, prohibiendo a sus cinco hijas salir de la casa), la Abuela (Nihal G. Koldas) encierra a sus nietas y las obliga a recibir una educación despótica, a la vez que hipócrita, ya que más allá de las medidas tomadas para salvaguardar la virginidad de sus nietas, cierra los ojos ante el incesto de su hijo con las sobrinas. Esa práctica tan medieval de derecho de pernada parece que aún hoy coexiste en algunas poblaciones rurales turcas, orientales y también en algunos pueblos originarios de Latinoamérica. En ese sentido la directora se toma su tiempo para volcar la mirada del espectador sobre los sutiles horrores psicológicos que pesan sobre las chicas, y por consiguiente sobre toda la adolescencia sometida a este tipo de trato.

El 24 de noviembre, de 2014 durante una reunión en la que se hablaba de la emancipación de las mujeres, Erdogan (en presencia de una de sus hijas) dice que las mujeres y los hombres no podían ser igual porque tenían "naturalezas y diferente del cuerpo" , y agrega "no podemos poner a las mujeres y los hombres en condiciones de igualdad, porque es contra la naturaleza". Tal vez Deniz Gamze Ergüven, haya realizado “Mustang, belleza salvaje” en repuesta a tan descabellado mensaje machista.

En “Mustang, belleza salvaje”, lo que comienza como un aspecto lúdico de rebelión de cinco adolescentes contra su estricta educación, pronto se convierte en algo mucho más oscuro y sórdido, de profunda gravitación emocional, que conduce hacia una trágica muerte a una de las hermanas. La historia tiene relación con la forma de alcanzar el poder por las mujeres, que está en sintonía con el dinamismo de la adolescencia , pero también es profundamente crítica hacia el patriarcado turco moderno en el que las mujeres siguen luchando por ser ciudadanas con iguales derechos que los hombres.

“Moustang -Belleza salvaje”, se apropia de ciertas metáforas para señalar la situación de las mujeres y para ello se vale de los mitos griegos: el Minotauro (el tío), Dédalo (la abuela que crea el laberinto para que no escapen), la Hydra, las adolescentes que semejan a la hidra, un cuerpo de cinco cabezas con temperamentos muy dispares que permiten contar como a través de un caleidoscopio los cinco destinos posibles para una misma mujer en la Turquía actual.

La síntesis de “Moustang, belleza salvaje”, la revela su directora en una entrevista, realizada en el Festival de Valladolid (SEMINCI): “Existe una falta de libertad generalizada, pero la situación de las mujeres es especialmente grave. Tenía muchas ganas de relatar en qué consiste ser una mujer en Turquía: esa especie de filtro permanente que comienza muy temprano. La primera secuencia, cuando las niñas juegan en el mar montándose encima de los chicos, es algo que yo viví y por lo que me mortificaron sin piedad. Si bien las reacciones de mis personajes responden a cierta rebeldía juvenil, el proyecto nació de la voluntad de poner de manifiesto todas aquellas cosas que habría querido hacer y decir y no pude. De ese modo le otorgué a mis personajes el coraje que nunca tuve”.

“Mustang, belleza salvaje”, es una película inquietante, astuta, mezcla de lucidez y frescura, inteligentemente realizada e interpretada con sensibilidad y elegancia, por cinco actrices desconocidas y debutantes que han dado lo mejor de sí a cada uno de sus personajes.