El final de las clases sorprende a cinco hermanas atravesando la pubertad y la adolescencia que viven en un pueblo turco a mil kilómetros de Estambul. No están precisamente a las puertas de un verano lleno de juegos y libertad (así lo demuestran las lagrimas de la menor al despedirse de la maestra): huérfanas de padre y madre, les espera la férrea disciplina de su abuela y su tío, que las someten a todo tipo de privaciones en pos de llegar vírgenes al matrimonio.
La directora Deniz Gamze Ergüven, turca radicada en Francia, plantea con sensibilidad un escenario similar al de la película local Abrir puertas y ventanas (la orfandad de unas hermanas en pleno despertar sexual) pero con la impronta del país donde viven sus protagonistas, en el que domina la mentalidad patriarcal y ser mujer es sinónimo de opresión (aunque ahora el tema al menos se debate). El punto de vista del relato es de Lale, la más chica, una testigo privilegiada que asiste a las vejaciones que son sometidas sus hermanas, como los casamientos "a dedo" y los constantes controles a la dichosa virginidad. Pero la rebeldía no tardará en aparecer, e incluso tendrá consecuencias trágicas.
Curiosamente, y pese retratar un universo femenino, el fútbol será un orificio por donde respirarán no solo las protagonistas (la secuencia del viaje de las chicas a un partido resulta tan absurda como catárquica) sino también la propia película. Un film cuidado, intimista y que da cuenta de que en algunos lugares la igualdad de género sigue siendo una quimera.