Voluntades indomables
Flamante candidata al Oscar 2016 como Mejor Película Extranjera -Best Foreing Language Film- y con gran acojo de la crítica en el pasado festival de Cannes, “Mustang, Belleza Salvaje” aborda la vida de cinco hermanas adolescentes que, en un pueblo del interior de Turquía, sufren el peso de una sociedad machista, retrógrada y represiva.
Estas chicas, hermosas y sensuales, viven a orillas del Mar Negro con una abuela y un tío extremadamente estrictos, que a partir de cierto momento comienzan a moldear y modelar sus vidas siguiendo los parámetros de una tradición que las concibe como propiedad de los hombres y las reduce a un rol meramente reproductivo. La obligación de respetar un mandato social basado en rígidos roles de género les impone un adiestramiento que va desde la asistencia a cursos de cocina y costura hasta la prohibición de utilizar ciertos ropajes “moralmente inaceptables” bajo la mirada masculina. Además, los adultos las fuerzan a casarse en matrimonios arreglados con otras familias igual de tradicionales (con vejatorios controles de virginidad de por medio que aseguren la pureza del producto entregado).
Este conjunto de restricciones, sin embargo, chocará contra el espíritu indomable de este quinteto, que con actos de rebeldía de mayor y menor magnitud enfrentarán a esta cultura patriarcal y afirmarán sus identidades reprimidas restituyéndoles su sentido emancipatorio.
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Una de las virtudes de la ópera prima de Deniz Gamze Ergüven (directora y guionista) es que no se agota en los aspectos crueles de la historia. Por el contrario, la belleza de este film reside en la vitalidad y la energía de este grupo de hermanas, que a través de pequeños gestos trasgresores (como ir a ver un partido de fútbol sin el consentimiento del tío o aprender a manejar) nos recuerdan que no existen jaulas suficientemente fuertes para contener los deseos de libertad.
La química lograda entre las actrices -todas debutantes- es asombrosa, como también lo es el nivel de intimidad logrado por la cámara en mano de Ergüven. Juntas, conforman un bloque arrollador, imparable, como los caballos salvajes a los que hace referencia el título de la película.
En definitiva, estamos ante un relato descarnado, conmovedor, fluido y sensible que va más allá de la crítica feminista, aunque no la elude. En una Turquía que conserva vestigios de tradiciones opresivas, Mustang es un rugido de libertad.