Divertidas maniobras para un robo imposible
El afán del director por recordar personajes y situaciones del film original crea cierta confusión en el espectador, pero todo mejora cuando se desarrolla la nueva trama animada por buenos actores.
En la anterior "Nada es lo que parece", varios magos callejeros se unían para dar un gran golpe criminal en las narices de las autoridades, aunque su intención era la de hacer justicia contra un magnate corrupto y devolver el dinero a la gente común.
Dado que la trama tenía muchos personajes, todos con historias bastante complicadas, pedirle al espectador que recuerde cada uno de estos detalles al momento de sentarse a ver esta secuela es absurdo. Sin embargo esto es exactamente lo que hace el director Jon M. Chu y lo único que logra es cierta confusión en cualquier espectador que no haya visto el film original la semana pasada.
Apelando a recordar estos detalles la película demora más tiempo de lo necesario en presentar nuevos y viejos personajes y en armar una trama en la que los Jinetes -el grupo de magos integrado por Jesse Eisenbeg, Woody Harrelson y varios colegas- caen en una trampa, son secuestrados y llevados a Macao, y ahí son obligados por el villano Daniel Radcliffe (el ex Harry Potter hace un buen aporte al film) a cometer un robo imposible. Las escenas del robo están entre lo mejor de una película divertida y llena de buenos actores (a los nombrados hay que sumar nada menos que a Michael Caine) pero pierde demasiado tiempo en hilvanar historias pasadas.