Segundas partes nunca fueron buenas, y esta continuación de aquella sorprendente película con el marco de la magia termina por convertirse en una parodia de la original con el agregado de una serie de personajes hiperbolizados que afectan al filme.
Hay un pequeño malvado, interpretado por el otrora Harry Potter (Daniel Radcliffe), que desea que “el ojo” se sume a sus planes mientras manipula un artefacto que le permitirá controlar al mundo.
Alguien del pasado es quien en realidad lo dirige y mientras los jinetes intentan acomodarse a la nueva situación y miembros, todo se transformará en un gigantesco truco sin gracia. Jon M. Chu dirige el filme de memoria, y excepto algunas bellas escenas, todo termina por convertirse en una mala jugada para el elenco y los espectadores.