Yo creo y con eso basta
El cine es el truco de magia perfecto, y hay más cine en este producto de entretenimiento “menor” que en en los ampulosos mecanismos de relojería de Christopher Nolan. El gran truco está en disfrazarse de película del montón, y desde ahí estar siempre un paso adelante (no más) del espectador que cree cómodamente que puede leer el juego. Es un placer dejarse engañar de esa forma.
Un mega espectáculo de Las Vegas promete un número final en el que se robará un banco en París por arte de magia. El show montado es espectacular, y al mismo tiempo en el banco francés “efectivamente” desaparece el dinero. Lo virtual se vuelve real. Y si la realidad atenta contra el capitalismo se vuelve extremadamente preocupante. La policía trata de arrinconar a los ilusionistas, pero la única explicación parece ser confiar en la magia.
Con más velocidad que ingenio la historia avanza esquivando caprichos narrativos. Casi todos los trucos se terminan explicando, pero queda un bienvenido espacio ciego para colar un poco de ambigüedad en una calesita perdida en medio del Central Park.
Louis Leterrier, eficaz realizador habitualmente al servicio de pavadas como Furia de Titanes acierta un pleno con el vértigo que le imprime a una trama que no da respiro en su afán de atontar con armas nobles. Y lo hace de la mano de un grupo de actores con mucho oficio y encanto como Michael Caine, Morgan Freeman, Woody Harrelson, Mark Ruffalo, Isla Ficher y Jesse Eisenberg.
Párrafo aparte para Melanie Laurent. Se que en realidad está actuando, pero creo en su magia.