El nuevo club de los perdedores
En los carriles de la pileta municipal, Bertrand, Marcus, Simon, Laurent y Thierry se entrenan con la ex campeona Delphine en una disciplina que hasta ahora ha sido siempre femenina: nado sincronizado.
Nadando por un sueño (Le Grand Bain) es la nueva película del director Gilles Lellouche, y nos trae la historia de un grupo de hombres cuarentones disconformes con su vida, que encuentran en la natación sincronizada un escape de la realidad que los abruma. La película forma parte de la edición 2018 del Festival de Cannes y es la favorita para los Premios Cesar donde llegó a tener 10 nominaciones.
La historia nos retratará principalmente la vida de Bertrand, un hombre con depresión y que no consigue trabajo desde hace dos años. Un día al esperar a que su hija salga de natación, ve un anuncio donde decía que se buscaba a un hombre para integrarse a un grupo de nado sincronizado de hombres, esto le llama la atención y decide sumarse. Aquí conoce a Marcus, Simon, Laurent y Thierry, otros hombres que al igual que el comparten la desdicha y el fracaso en la vida como bandera pero que tratan con su amistad tratar de alivianar sus problemas.
De aquí en adelante el foco no solo se verá en Bertrand sino que también en los otros integrantes de nado, que al igual que el tendrán unas interesantes vidas para contar. Uno es un músico frustrado, otro un hombre con carácter irritable, otro un vendedor fracasado de piscinas y el último una persona que nunca tuvo una vocación en la vida. Un día se enteran que habrá un torneo mundial de nado sincronizado y deciden inscribirse para demostrarse a sí mismos que verdaderamente si son buenos para algo.
Este proyecto se basa en un caso real, no de Francia pero sí del equipo de nado de Suecia. El guion de Ahmed Hamidi logra en sus 120 minutos de duración un desarrollo aceptable de cada personaje y sus distintas historias. Puede que por momentos se pueda sentir un poco larga pero el buen uso de la comedia la hace muy amena y llevadera. Hay que resaltar también el dinámico uso de los planos a cargo de la dirección de fotografía de Laurent Tangy, que por momentos recuerda a secuencias de Amélie.
Nadando por un sueño (a quién se le ocurre ponerle esta traducción tan mala) es una película que enaltece la amistad, la autosuperación y lo hace de forma genial bajo el género de la comedia. Un gran estreno que llega a nuestra cartelera y que sorprenderá a los que no son tan habitué del cine francés.