Dicen que la distancia es el olvido pero...
Es una historia de amor. Dolorosa, pero de alguna manera esperanzadora. El protagonista es Nicolás, un actor de telenovela que vive una apasionada relación con Martín, el productor del ciclo, casado y con una hijita. Nicolás lo ama y pide algo más a ese vínculo sin futuro, fuerte, incierto y clandestino. Y se va a Nueva York, en una huida que busca ser un paréntesis. Y allí y se sumará sin querer a otros inmigrantes que también y por otras razones necesitan olvidar y piden tregua. Todos escapan y todos esperan poder encontrar allí una nueva vida. Nicolás, triste y vulnerable, quiere trabajar como actor, pero se gana la vida como niñero y como ayudante de bar, anda en bici, roba cositas en el súper y visita bares gay. No sabe qué hacer ante esa soledad que no le da respiro. Nueva York no es fácil. Comparte una plaza con unas madres latinas indocumentadas que se esconden de la policía y a la hora de las audiciones, le hacen saber que le sobra cabello rubio para hacer un personaje latino y le falta un mejor inglés para hacer de norteamericano.
Julia Somonoloff –realizadora y coguionista- vive en Nueva York y sabe de lo que habla. Su film transpira sensibilidad y aunque la historia es chiquita, la magnífica labor de Guillermo Pfening, un Nicolás expresivo y conmovedor, hasta en los pequeños detalles, le agregan un puntaje extra a esta historia bien llevada, sin golpes bajos, que cuenta con nobleza la lucha de un enamorado que recién al final, de regreso en Buenos Aires, empezará a entender que es hora de volver y hacerle frente a la vida. Un film sencillo y creíble. “Estuve estudiando tu idioma, pero ese tema de ser y estar es complicado”, le dice un ex novio de origen asiático a Nicolás. “Ser es permanente, estar es circunstancial”, explica Nicolás. Y allí se dará cuenta que su relación amorosa fue hermosa pero circunstancial. Pero que la vida le exige dejar de estar para empezar a ser de una buena vez.
Por su interpretación en este filme, Guillermo Pfening ganó, la semana pasada, el premio al Mejor Actor de la Competencia Internacional del Festival de Cine de Tribeca. El intérprete y realizador, elegido por un jurado conformado por artistas de la talla de Willem Dafoe, Alessandro Nivola, Peter Fonda y Wilson Tavi Gevinson, dedicó el premio a su hija Asia, a sus padres, hermanos y amigos y a toda la producción de la película.