Ya hemos hablado respecto a aquellos actores que tras un gran papel en una serie exitosa, terminan anclados a un personaje y limitados en su posterior desarrollo artístico. Si bien sobran los casos, lo sucedido con el cast Lost, es quizás el más paradigmático. Bob Odenkirk, mejor conocido como Saul Goodman en Breaking Bad, tenía todos los boletos para seguir el mismo camino, aunque con el extra de haber sabido aprovechar el spin-off basado en su propio personaje (Better Call Saul). Sin embargo, y tras llegar a este protagónico en "Nobody" la ecuación parece haber cambiado. El actor estadounidense, no solo logra desmarcarse del icónico abogado, sino que se erige como una figura de acción de excelencia, haciéndonos recordar a aquel Liam Neeson de la primer "Taken". Un gran acierto por parte de la producción, que se ve recompensado al lograr una gran película de acción, construida siempre a partir del brillo de su protagonista.
•
Más allá de su actor principal, es cierto que la trama de "Nobody" no es un canto a la originalidad. Hombre de familia, aburrido y subestimado por su excesiva "tibieza", pero que de repente revela una faceta oculta totalmente opuesta. Una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde que va ganando en emociones a medida que avanza el metraje y que el peligro de los villanos comienza incrementarse. Probablemente el gran acierto de "Nobody" no sea tanto su historia, sino la manera en que ella misma se desarrolla.
El director Ilya Naishuller consigue sacarle el jugo a cada una de las escenas de acción imponiéndole intensidad y sobre todo una dosis de realismo. Aquí las peleas están alejadas de las típicas y aburridas coreografías cuasi dancísticas y ofrecen una brutalidad y suciedad mucho más palpable. Quizás el mejor ejemplo sea la escena del autobus, la mejor filmada de toda la película.
•
En materia de acción, "Nobody" deja la vara bastante alta para lo que queda de este 2021. Habrá que esperar si Black Widow o a la secuela de Top Gun, demuestran estar a la altura.