Hombre gris. Harto de la rutina. Embebido en sus propias miserias, se transforma en una máquina de matar. Este planteo lo vimos muchas veces. Muchas. Lo diferente, aparentemente, es su desborde y exceso en las escenas más violentas. Ni un ápice de originalidad corona esta propuesta estruendosa, que sólo apela a la empatía con un personaje al que deberíamos acompañar en su nueva vida.