Vamos por partes, dijo Jack
Muchos se preguntarán “¿Qué o quién es Uzumaki Naruto?” y la respuesta es un ninja adolescente, impredecible y bastante hincha pelotas que debido a su ardiente deseo de superación logrará cambiar la visión del mundo. Se caracteriza por ser alguien que aprende a través de su cuerpo y que requiere frecuentemente un embrutecimiento hacia abajo, una analogía ya simplificada, con el fin de entender lo que se le explicó. Si bien el poder en bruto es uno de sus puntos fuertes, su verdadera fortaleza reside en la capacidad de generar esperanza de un futuro mejor, equitativo y justo en amigos y enemigos por igual. Hete aquí nuestro héroe.
Siempre es una inmensa alegría la llegada de cualquier película de anime (estilo de animación surgido en Japón) a la pantalla grande, ya sean clásicos como las Dragon Ball o las mágicas historias del maestro Miyazaki. Lamentablemente, este estreno tiene todas las de perder y paso a detallar el porqué.
Para aquellos que desconozcan la franquicia, Naruto, fue una serie de manga (comic), escrita e ilustrada por Masashi Kisimoto, publicada a partir de 1999 por la editorial Shueisha que llegó a recopilar desde entonces sesenta volúmenes, concluyendo así en noviembre del 2014. Debido a su enorme éxito tuvo una rápida adaptación al anime, él cual hasta el momento lleva más de 600 episodios en su haber. Otro dato interesante y a tener en cuenta es que, en realidad, este estreno es el décimo largometraje de sus aventuras. Por lo que si vas al cine desconociendo la totalidad de la obra es más probable que no entiendas un carajo y salgas re caliente por haber pagado una entrada de una copia trucha de Dragon Ball. Primer punto en contra, desconocimiento del producto.
Fue tan impresionante el éxito de la franquicia que se llegaron a hacer dos novelas ligeras, varios juegos de cartas, artbooks y guías, los cuales engrosaron cuantitativamente el universo de Kisimoto. Incluso cuenta con cinco títulos en el mercado de las consolas domesticas, siendo Naruto: Ultimate Ninja Storm el más destacado entre todos los existentes. No obstante, a pesar de la masividad del producto, en Argentina es poco conocido y si tenemos en cuenta la profundidad inherente de cualquier animación japonesa, repleta de dualidades y sufrimiento, no apuntaría al público infantil al que se supone va dirigido. Segundo punto en contra, falta de popularidad.
Hubiese sido interesante que Tsuneo Kobayashi utilizara nuevas tecnologías para lograr algo impactante.
Vayamos a la trama del film. La historia está situada entre los capítulos 699 y 700 del manga, y a decir verdad, se justifica sólo (spoiler alert) para enterarnos de como Naruto y Hinata llegaron al altar. Dejando de lado el paupérrimo nivel narrativo de la extensa filmografía Narutiana, el fanático podrá sentirse traicionado por el simple hecho que en vez de encontrar acción y secuencias espectaculares (como la pelea de Blizz y Goku en la última DB) será testigo de una de las historias más pajeras y mariquitas jamás vista. Todo bien, pero Naruto es piña va, piña viene -Rock Lee vs Gara, Naruto vs Pain, Kakashi vs Obito-. Un shonen (google pls) con todas las letras y no una de romance y besitos, que utiliza a diestra y siniestra todos los clichés existentes del shojo (again, google). Inclusive hasta las peleas parecen un chiste de mal gusto, como si a los personajes les diese paja utilizar las técnicas aprendidas a lo largo de la serie. Tercer punto en contra, gato por liebre.
Hubiese sido interesante que tanto los productores y como el director (Tsuneo Kobayashi) utilizaran nuevas tecnologías para lograr algo impactante. Con los avances en animación de la actualidad, se podría haber hecho algo mejor o al menos contar una historia con mayor espectacularidad y no llena de vacío y vacuidad.
Lo único destacable es ese poquito de interludio adquirido entre el final de la cuarta gran guerra mundial shinobi y el Naruto Hokage de la aldea oculta de la hoja, y algunas situaciones realmente graciosas entre la dupla estelar Naru-Hina.