Sofía Gala Castiglione tiene como un imán, que le atrae las historias retorcidas, muchas veces cercanas al lumpenaje y /o al hampa. En Natalia Natalia es la ex de un agente de policía, que acaba de morir.
Pero de a poco Silvia Monteferrante, su personaje, y después de recibir las pocas pertenencias que tenía el policía, comienza a percibir que hubo algo atrás de esa aparente muerte accidental. Bueno, no tendría por qué preocuparse, pero si no lo hiciera no habría película. Y no se desnudaría una corrupción policial.
Para ello, o para ocultarlo, eso nunca se sabrá a ciencia cierta hasta llegado el final, Silvia aprenderá a utilizar un arma. Quien le enseñe será El griego, el agente que le ponen como suerte de custodio, y que, encarnado por Diego Velázquez, es de esos personajes ambiguos, de pocas, pero medidas palabras y que suelen tener réplicas justas, exactas, en el momento indicado.
Con mucho cine
Tanto Castiglione como Velázquez tienen mucho cine en sus espaldas, ella con más protagónicos que el actor que era el fiscal en la anteúltima historia de Relatos salvajes. Y la verdad es que merecen tener más oportunidades. No siempre los ayudan los guiones, es cierto. No es éste el caso.
También están Valentina Bassi y Tony Lestingi, que cumplen dos roles importantes, aunque menores, como una abogada y un jefe de policía.
Juan Bautista Stagnaro vuelve a la dirección de cine después de un largo descanso. Al coguionista de Camila y realizador de La furia y Casas de fuego nunca le tembló el pulso al filmar historias en las que el drama confluyera con la acción.