Estrellas no alineadas
Ni la suma de nombres rutilantes (Keaton, Goodman, Seyfried, Wilde, Helms) remonta esta floja comedia.
Quién más, quien menos, cuando llegan las Fiestas de fin de año cada uno hace su balance, a veces se encuentra sentado a la mesa y, antes o después del brindis, se desencadenan allí peleas, pases de facturas y reproches la mayoría de las veces previsibles y/o frenables.
No es el caso de Navidad con los Cooper, la comedia de Jessie Nelson que desperdicia un elenco de esos que Hollywood suele reunir cuando en el productor llamar al director de casting después de desglosar el guión y advertir que es mejor reunir talento delante de la cámara, porque de movida la mano viene algo complicada.
Y no es porque Nelson haya demostrado no tener agallas. Mi nombre es Sam era una película muy emotiva, pero en una cuerda completamente diferente a la que tensa ahora.
Charlotte y Sam (Diane Keaton y John Goodman, dos de los muchos nombres desperdiciados en la película) son un matrimonio que está junto desde que eran hippies. Están por divorciarse, pero no desean hacerlo antes de pasar la última Navidad en familia, con sus hijos, sus nietos y algún abuelo (Alan Arkin, por caso).
No queda en claro cuál es el motivo por el cual estos sesentones desean seguir cada uno por su lado, porque la no realización de un viaje que vienen arrastrando sería como demasiado poco.
Tampoco importa.
Porque si ellos dos son el centro, hay varios satélites dándoles vuelta, desde una hija que “engancha” un marine (Jake Lacy, de Girls) en un aeropuerto para llevar a alguien a la reunión, y no la miren con cara rara porque no tiene novio (y eso que es Olivia Wilde). Ed Helms (¿Qué pasó ayer?) es el otro hijo, recientemente divorciado, a su vez con dos hijos algo rebeldes. Y el abuelo se sienta siempre en un restaurante donde la atiende la misma mesera (Amanda Seyfried), que quiere algo más que servir café caliente.
Hay más personajes, como el de la hermana que interpreta Marisa Tomei, pero si los contamos en bloque no queda nada por sorprenderse, si usted decide ir al cine.
El problema con Navidad con los Cooper no es la trama, que sería en este caso lo de menos, sino los diálogos, ni la conglomeración de estrellas, sino que la conjunción precisamente no se da. No se alinearon las estrellas, ya no los planetas, los gags se caen de maduros, la banda sonora mezcla más que combina clásicos navideños, y un largo etcétera.