La directora Jessie Nelson lleva a cabo una película navideña que, con el reconocido elenco que tiene, no llega a estar a la altura de la circunstancias.
La navidad es la época del año en que muchas familias de todo el mundo se contagian de un espíritu alegre y se juntan en torno a esa fiesta, para compartir un momento especial y olvidar los problemas cotidianos.
Esto les pasa a los Cooper, un matrimonio interpretado por Diane Keaton y John Goodman quienes intentan pasar una última celebración en paz, mientras a escondidas del resto de la familia, están por iniciar su divorcio luego de 40 años de casados.
Sus hijos tampoco se encuentran en una situación de estabilidad: por un lado Sam (Ed Helms) está recién separado, se acaba de quedar sin trabajo y tiene que hacerse cargo de sus tres hijos. Por el otro, su hermana Eleanor (Olivia Wilde) no está feliz con su vida, tiene una relación con un hombre casado y prefiere quedarse horas bebiendo en el bar del aeropuerto antes que ir a la casa de sus padres para que la juzguen por sus pocos logros.
Hay también otros personajes dentro de la familia, que suman más historias a este formato donde hay varias líneas argumentales que luego se unen con el correr de la película: Marisa Tomei, como la hermana de Keaton, es arrestada por robar un broche en una tienda y pasa varias horas en un patrullero con un oficial (Anthony Mackie) que también tiene sus propios conflictos. Por su parte, el padre de ambas (Alan Arkin) se siente desilusionado ante la noticia de que su camarera preferida del bar donde es habitué y con quien tiene una conexión especial (Amanda Seyfried) , se irá a trabajar a otra ciudad.
A pesar de que están bien representados los sentimientos que afloran en las personas en esta época del año, Navidad con los Cooper cae en situaciones previsibles, momentos forzados y personajes poco carismáticos. Además, la película se demora demasiado en unir a todos los integrantes de la familia bajo un mismo techo, y una vez que lo hace, también da la sensación de que desde ese punto, pasa mucho tiempo en llegar hasta el final.
La única sub trama que vale realmente la pena es la de Olivia Wilde y Jake Lacy, dos personas que se conocen en un aeropuerto y que a pesar de tener una personalidad y creencias muy distintas, sacan juntos lo mejor de cada uno. Wilde y Lacy logran una química y una frescura inmediatas desde su primera escena compartida.
La película dirigida por Jessie Nelson (I am Sam) y escrita por Steven Rogers (P.S. I love you) no logra generar muchas risas a pesar de ser planteada como una comedia y tampoco provoca una emoción genuina. Más allá de eso, tiene algunos momentos positivos que hacen que no sea una total pérdida de tiempo. Si se busca una historia familiar y de amor con un final que no tiene demasiadas sorpresas, puede ser una opción. Para películas navideñas, mejor quedarse con otros clásicos.