Todd Phillips se corre de lo que suele hacer en sus películas y logra un buen equilibrio entre la comedia y el drama. Quizás el filme marque un punto de inflexión dentro de su filmografía. Basada en un artículo de Guy Lawson para la revista Rolling Stone (“Arms and the Dudes”), la película de Todd Phillips cuenta la historia real de dos amigos que se vieron envueltos en una serie de estafas al Gobierno de Estados Unidos. David Packouz (Miles Teller) es un joven de veintitantos que trabaja como masajista en Miami y no sabe bien qué hacer de su vida. La noticia del embarazo de su novia no hace más que agrandar sus preocupaciones. Hasta que un amigo de la infancia con el que se reencuentra luego de unos años sin verse, Efraim Diveroli (Jonah Hill), le hace una oferta irresistible: trabajar con él en su negocio de venta de armas al Ejército de Estados Unidos. En plena guerra con Medio Oriente (el filme está situado entre 2005 y 2008), la administración de Bush comenzó a licitar a pequeñas empresas distintos contratos para abastecerse de armas. Después de algunos negocios exitosos, la dupla obtiene una oportunidad mucho mayor a la que alguna vez se hubiese imaginado: un contrato de 300 millones de dólares para proveer armas a los aliados estadounidenses en Afganistán. Al igual que con El Lobo de Wall Street (Martin Scorsese), la película de Phillips cuenta una historia de personas que a través de negocios y astucia llegan a ser millonarias y exitosas, pero que el mundo de excesos y la propia ambición las llevan por un camino del que les será difícil volver. El filme tiene también elementos que se encuentran en La Gran Apuesta (Adam McKay) sobre el intento de estos amigos por “vender su producto” y hacerse un lugar dentro de los grandes competidores. Tod Phillips maneja bien los códigos de las comedias de camaradería entre hombres (algo que desarrolló bien en la trilogía ¿Qué pasó ayer?) pero a medida que pasan los minutos, el director incursiona más en el drama y el resultado es efectivo. La película critica a la guerra y a su negocio, pero no desde un lado moralista: muestra el problema y dice esto es así, es algo que pasó y está pasando. Jonah Hill y Miles Teller tienen una buena química y demuestran-una vez más-que cuentan con la cintura necesaria para desempeñarse bien tanto en drama como en comedia. Hay que destacar el trabajo de Hill que con una risa particular y otras escenas donde dispara metralletas a lo Tony Montana, compone un personaje irresistible. Bradley Cooper tiene pocos minutos en cámara pero le alcanzan para desarrollar a un hombre crucial en el destino de los amigos. Ana de Armas interpreta a la novia de David de forma correcta, aunque su subtrama es de las menos interesantes. La música es otro aspecto para destacar. Momentos clave son acompañados con canciones populares que en muchos casos el director los utiliza de forma irónica y llevan la escena a otro nivel.
La leyenda china de El hilo rojo habla sobre un lazo invisible que conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper. Con esta premisa, la nueva película de Daniela Goggi llega a los cines argentinos, después de un rodaje que se vio envuelto en varios escándalos y unas cuantas portadas de revistas de chimentos. Manuel (Vicuña) y Abril (Suárez) se conocen en el aeropuerto de Ezeiza y se enamoran horas más tarde en pleno vuelo, donde ella es azafata y él viaja a España para un concurso de vinos del que va a participar. El flechazo es tan fuerte que deciden verse una vez que aterricen, pero por una amenaza de bomba en el aeropuerto, ambos se desencuentran y pierden cualquier rastro posible uno del otro. Siete años más tarde, coinciden en un hotel de Cartagena de Indias, donde los sentimientos vuelven a florecer, pero con el problema de que ambos formaron una familia con otras personas. Lo que durante los primeros 45 minutos parece ser una película romántica, con algunos elementos sólidos (la escena donde se conocen con la música de Amy Winehouse; su encuentro en Colombia bajo la lluvia), se desaprovechan en la segunda mitad, donde el filme se llena de momentos que no conducen a ningún lado y que derivan en un final abrupto que dejará a muchos espectadores insatisfechos. La leyenda de El hilo rojo es sólo una excusa utilizada como premisa, pero que está forzada para que tenga que ver con el contenido de la película. Los personajes de Suárez y Vicuña se desarrollan muy poco, lo que hace difícil comprender por qué ponen en jaque la relación con sus parejas –que en ambos casos el filme muestra como buenas personas, simpáticas y con un profundo sentimiento hacia sus compañeros-por un amor que no se llega a afianzar, más allá de unos encuentros. La química entre la dupla protagónica es innegable y los llevó a concretar un romance fuera de las cámaras, pero también las escenas que el actor chileno y la China comparten con Guillermina Valdés y Hugo Silva respectivamente, dificultan la tarea de que quien la mire desee que los personajes dejen todo y se entreguen a “su destino”. Daniela Goggi-que ya había trabajado con Eugenia Suárez en Abzurdah- aborda temas como la infidelidad, el destino, el amor y la culpa, de forma superficial y obvia. La construcción de los personajes y el guión es tan pobre que ni la correcta performance de los actores ayudará a que la película tenga más trascendencia que lo que sucedió unos meses antes en torno a ella.
Peter Sollet lleva a la pantalla grande una historia basada en hechos reales sobre la lucha de una mujer por conseguir igualdad. El resultado es una película correcta, pero que a nadie le resultará inolvidable. Cuando en 2005 la teniente Laurel Hester se enteró de que tenía cáncer terminal, decidió que quería pasarle los aportes de sus 23 años de trabajo en la policía a su pareja Stacie Andree, para que ésta pudiera mantener la casa que habían construido juntas. Ante la negativa de la junta de Ocean County, New Jersey, las mujeres debieron luchar para ser tratadas de la misma manera que las parejas heterosexuales. Peter Sollet (Nick & Norah’s infinite playlist) lleva esta historia real- que previamente había sido retratada por Cynthia Wade en el cortometraje homónimo que ganó el Oscar a mejor corto documental – a la pantalla grande y el resultado es correcto, pero deja gusto a poco. El mayor acierto de la película es su reparto: Julianne Moore y Ellen Page se ponen en la piel de Hester y Andree, respectivamente, y ambas realizan un buen trabajo, mientras dejan ver el dolor y las dificultades por las que son puestas a prueba. Michael Shannon, como el compañero de trabajo de Laurel en la policía, es probablemente la mejor interpretación del film. A medida que la historia avanza, su personaje se transforma en el mayor impulsor de la lucha y es el que logra mayor empatía con el espectador. Steve Carrell, como el fundador y presidente de una asociación que trabaja para que se apruebe el matrimonio igualitario, es simpático, pero por momentos su histrionismo se siente desubicado frente a un escenario desolador. ¿Qué es entonces lo que no convence de Freeheld? Más allá de que cuente una historia real, Peter Sollet hizo un largometraje previsible y que no arriesga demasiado. A diferencia de otros films como Milk (2008) de Gus Van Sant, que también retrata la lucha por los derechos de los homosexuales, Freeheld no emociona. Ni tristeza por la enfermedad de Laurel Hester, ni rabia por la indiferencia de los fiscales, la película no llega a conmover al espectador, quien probablemente mire la historia desde afuera y sin sentirse interpelado.
Una coneja policía y un zorro con mala fama protagonizan la nueva película de Disney, una aventura ideal para grandes y chicos. Judy es una coneja que desde chica sueña con ser policía, en un mundo donde los depredadores suelen ocupar esos puestos de poder. A pesar de esto, está decidida a lograrlo y a dejar el trabajo en la granja que tiene su familia, para vivir en la ciudad de Zootopia y combatir el crimen. Su determinación, inteligencia y valentía la convierten en la primera coneja policía de la historia. En su primer día de trabajo, Judy no puede creer su suerte cuando se entera de que hay un caso misterioso en la metrópolis: 14 animales han desaparecido sin dejar rastro. Lista para comenzar a trabajar, sus ilusiones se evaporan muy rápido, ya que el Jefe Bogo la envía a controlar los parquímetros de la ciudad. A pesar de su tristeza, porque ella quiere ser “una policía de verdad”, decide que hará su trabajo lo mejor posible. La coneja no tarda demasiado en tratar de meterse en el caso de los animales desaparecidos. El Jefe Bogo se molesta con ella, así que decide darle 48hs para que resuelva uno de los casos, de lo contrario, Judy deberá presentar su renuncia. La pequeña policía tendrá la ayuda, en un principio a la fuerza, de Nick, un zorro que pasa sus días estafando a la gente. Al igual que Judy, quien quiere probar que una coneja puede hacer el mismo trabajo que cualquier otro animal, Nick también quiere desterrar los prejuicios sobre que los zorros son todos mentirosos y poco confiables. Juntos se embarcarán en una aventura para develar el misterio que acecha la ciudad y donde se pondrá en jaque el mundo de paz en el que viven los depredadores y las presas. Dirigida por Byron Howard (Enredados, Bolt: un perro fuera de serie), Rich Moore (Wreck-It Ralph) y co-dirigida con Jared Bush, Zootopia es entretenimiento garantizado para niños y también para adultos (hay referencias a El padrino y hasta a Breaking Bad con las que es imposible contener las risas). A diferencia de una gran cantidad de películas de Disney, en este caso el espectador no se va a encontrar con golpes bajos y el mensaje o moraleja que quiere transmitir no resultará forzado ni como un sermón. Los actores de doblaje que realizan la versión latina hacen un muy buen trabajo, siendo Shakira la única que participa en esta y en la versión original. Ginnifer Goodwin, Jason Bateman, Idris Elba y J.K. Simmons son algunos de los reconocidos actores que se escucharán si se opta por ver la película en inglés. Además de tener una buena historia y una excelente animación, son los personajes el motor del film, quienes lo hacen tan eficaz. Si bien tiene varios personajes entrañables, Judy y Nick, con sus múltiples diferencias y también con sus puntos en común, son una de las duplas animadas más efectivas que dio Disney en los últimos años y hacen que el espectador finalice la película con el deseo de pronto poder verlos en nuevas aventuras.
Dakota Johnson se pone en la piel de Alice, una joven que luego de separarse de su novio, intentará descubrir cómo estar bien con ella misma sin la necesidad de estar en pareja. El amor es un estado emocional muy importante para las personas, una sensación en el cuerpo y en la mente de la que se ocupan muchos estudiosos desde hace miles de años. El amor y las relaciones personales son protagonistas en un sin número de películas, libros y programas de TV. Esa es la propuesta de Cómo ser soltera, el film del alemán Christian Ditter, basado en la novela homónima de Liz Tuccillo. Alice (Dakota Johnson) deja a su novio Josh (Nicholas Brown) después de cuatro años de relación, porque necesita un tiempo para estar sola. Su mejor amiga Robin (Rebel Wilson) la convence de que salir todas las noches y tener sexo ocasional con distintos hombres es lo que debe hacer en ese momento, para así conocerse a ella misma. El candidato a ser la persona para que Alice pueda superar los temores que tiene sobre acostarse con alguien después de estar varios años con la misma persona es Tom (Anders Holm), un barman que está negado a tener una relación amorosa que implique compromisos y que piensa que estar cada noche con una mujer distinta es su estilo de vida. Por otro lado está Meg (Leslie Mann), la hermana mayor de Alice, quien hace un tratamiento de inseminación artificial con un donante anónimo, y a los pocos días de quedar embarazada conoce a Ken (Jake Lacey), un hombre que podría cambiarle la vida. No hay que dejarse engañar por el póster promocional de la película, el papel de Alison Brie, Lucy, no tiene relación con las otras tres mujeres protagonistas. Solo es una habitué del bar donde trabaja Tom, y que tiene también sus propios problemas amorosos. Su historia está relacionada con él y con otras personas que irá conociendo en busca de su final feliz. El reparto lo completa Damon Wayans Jr. como otro de los hombres que aparecerá en la vida de Alice y quien tiene una historia que busca tocar un lado más sensible del espectador, pero que resulta forzada y sin sentido. Por una buena parte de la película surge la duda de si el título es correcto, ya que “Cómo no ser soltera” sería uno más adecuado. Alice se la pasa haciendo cosas para conocer gente nueva y estar de nuevo en una relación. Así, se la verá debatirse entre su ex novio y nuevos amores hasta el punto del hartazgo. El guión es una de las cosas más flojas: desde diálogos que parecen salidos de otras películas (hay una escena que es casi calcada a otra de Simpemente no te quiere), hasta frases que molestan de lo prejuiciosas que son, como “ahora que estás soltera podés dedicarte a tu carrera”. Cómo ser soltera propone en varias ocasiones que las alternativas para transitar la soltería deben ser hacer un curso de cocina, leer un libro o irse de fiesta para tener sexo con desconocidos. Para el final, intenta dejar algún mensaje esperanzador sobre que conocerse a uno mismo y estar solo es algo positivo, pero ya no hay vuelta atrás con todo lo que ya expuso anteriormente. Desde el lado actoral, Dakota Johnson ha demostrado que no es una buena actriz en 50 sombras de Grey, y aquí no ha evolucionado. Rebel Wilson hace prácticamente el mismo rol que en Pitch Perfect y las risas que logra sacar en ese film no tienen el mismo efecto en esta ocasión. El resto del reparto es correcto, sin ningún papel para destacar. Christian Ditter había salido bien parado luego de dirigir Los imprevistos del amor, pero en Cómo ser soltera el espectador encontrará una película llena de clichés, con personajes poco carismáticos y cuyo único punto positivo son los paisajes de la hermosa ciudad de Nueva York.
La directora Jessie Nelson lleva a cabo una película navideña que, con el reconocido elenco que tiene, no llega a estar a la altura de la circunstancias. La navidad es la época del año en que muchas familias de todo el mundo se contagian de un espíritu alegre y se juntan en torno a esa fiesta, para compartir un momento especial y olvidar los problemas cotidianos. Esto les pasa a los Cooper, un matrimonio interpretado por Diane Keaton y John Goodman quienes intentan pasar una última celebración en paz, mientras a escondidas del resto de la familia, están por iniciar su divorcio luego de 40 años de casados. Sus hijos tampoco se encuentran en una situación de estabilidad: por un lado Sam (Ed Helms) está recién separado, se acaba de quedar sin trabajo y tiene que hacerse cargo de sus tres hijos. Por el otro, su hermana Eleanor (Olivia Wilde) no está feliz con su vida, tiene una relación con un hombre casado y prefiere quedarse horas bebiendo en el bar del aeropuerto antes que ir a la casa de sus padres para que la juzguen por sus pocos logros. Hay también otros personajes dentro de la familia, que suman más historias a este formato donde hay varias líneas argumentales que luego se unen con el correr de la película: Marisa Tomei, como la hermana de Keaton, es arrestada por robar un broche en una tienda y pasa varias horas en un patrullero con un oficial (Anthony Mackie) que también tiene sus propios conflictos. Por su parte, el padre de ambas (Alan Arkin) se siente desilusionado ante la noticia de que su camarera preferida del bar donde es habitué y con quien tiene una conexión especial (Amanda Seyfried) , se irá a trabajar a otra ciudad. A pesar de que están bien representados los sentimientos que afloran en las personas en esta época del año, Navidad con los Cooper cae en situaciones previsibles, momentos forzados y personajes poco carismáticos. Además, la película se demora demasiado en unir a todos los integrantes de la familia bajo un mismo techo, y una vez que lo hace, también da la sensación de que desde ese punto, pasa mucho tiempo en llegar hasta el final. La única sub trama que vale realmente la pena es la de Olivia Wilde y Jake Lacy, dos personas que se conocen en un aeropuerto y que a pesar de tener una personalidad y creencias muy distintas, sacan juntos lo mejor de cada uno. Wilde y Lacy logran una química y una frescura inmediatas desde su primera escena compartida. La película dirigida por Jessie Nelson (I am Sam) y escrita por Steven Rogers (P.S. I love you) no logra generar muchas risas a pesar de ser planteada como una comedia y tampoco provoca una emoción genuina. Más allá de eso, tiene algunos momentos positivos que hacen que no sea una total pérdida de tiempo. Si se busca una historia familiar y de amor con un final que no tiene demasiadas sorpresas, puede ser una opción. Para películas navideñas, mejor quedarse con otros clásicos.
Vin Diesel deja los autos por un rato y se pone a cazar brujas en esta película que lo tiene como uno de sus productores. The last witch hunter, en su título original, sufre la falta de un buen guion, lo que hace que la historia haga agua en varios momentos. El nuevo film de Breck Eisner está situado cientos de años atrás, donde las brujas tenían un gran poder sobre la tierra y distintos ejércitos de cazadores trabajaban para detenerlas y evitar su plan de esparcir la peste negra sobre el mundo. Kaulder (Vin Diesel) logra matar a la Reina Bruja (Julie Engelbrecht) en un enfrentamiento. Esta hazaña no la realiza sin consecuencias: antes de morir, ella lo maldice con la inmortalidad. Casi 800 años después, el cazador vive en la Nueva York actual y continúa con su deber. Trabaja para la orden de Hacha y Cruz, en donde se ocupa de las brujas, quienes hicieron un pacto de convivencia y se encuentran distribuidas por todo el mundo pero sin dar a conocer sus poderes. Para lograr dicha tarea, Kaulder cuenta con la ayuda de distintos “Dolan”: sacerdotes que juran servirle en su causa. El problema comienza cuando el Dolan 36 (Michael Caine) aparece muerto en su casa, por supuestas causas naturales. Con sus cientos de años de experiencia, el cazador sabe que su muerte no es casual y decide embarcarse en una cruzada por averiguar quién le hizo eso a su compañero y por qué. Para eso necesitará la colaboración de Chloe (Rose Leslie), una bruja con habilidades para manipular sueños, y del nuevo Dolan, ahora el número 37 (Elijah Wood), un joven ansioso por ayudarlo en sus tareas. Kaulder tendrá que buscar en su propia historia las respuestas que necesita para lograr su cometido y evitar que la era de la Reina Bruja resurja. Eisner toma algunos elementos sobrenaturales de su última película de terror, The crazies, y los mezcla con acción, romance y suspenso. Pero El último cazador de brujas nunca termina de llegar a buen puerto debido a su guion, realizado por Cory Goodman, Matt Sazama y Burk Sharpless. Para dar un ejemplo, el personaje de Diesel pasa rápidamente de ser una especie de playboy que se acuesta con mujeres que recién conoce, a ser un hombre melancólico que nunca puede superar las pérdidas de su esposa y su hija, asesinadas en la época en la que él caminaba por la tierra como un simple mortal. Vin Diesel (Rápido y Furioso) está hecho para estos roles, donde su experiencia en papeles de líder y su presencia física lo ayudan a desenvolverse bien, siempre que se tenga en cuenta que el actor no es ningún Al Pacino, ni nada por el estilo. La que se queda un poco atrás es Rose Leslie (Game of Thrones), aunque hay que admitir que no le tocaron los mejores parlamentos. El papel de Michael Caine es muy similar al de su recordado Alfred, pero en otro contexto. De todas formas, junto con Elijah Wood sacan chapa de su basta trayectoria, mientras encarnan a unos Dolan bien distintos de manera correcta. El último cazador de brujas no está ni cerca de ser una obra de arte y tiene varios puntos flojos, pero a pesar de todo eso, no es una película que aburra. Si lo que se busca es entretenimiento sin hacer demasiado análisis ni mucha profundidad, el film es llevadero y puede ser una buena opción, pero no hay que esperar nada más. El desenlace incluye un giro inesperado y deja la puerta abierta para una segunda parte.
En la víspera de Halloween llega la nueva película protagonizada por Jack Black, basada en los famosos libros, que mezcla terror y humor. En 1992 el autor estadounidense R.L Stine comenzó a publicar una serie de libros de terror dedicados al público infanto-juvenil bajo el nombre de Goosebumps (Escalofríos fue la traducción para Latinoamérica) que fueron un éxito absoluto tanto en ventas como en crítica. Hasta 1997 se lanzaron 62 tomos y luego el escritor continuó realizando distintas series bajo la misma temática como Tales to give you Goosebumps y Give yourself Goosebumps. A diferencia de la serie de TV que adaptó los libros, en la que cada episodio estaba basado en sólo una de las ficciones de Stine, la película de Rob Letterman (El espanta tiburones, Los viajes de Gulliver) toma todos sus personajes característicos y los une en una sola historia. Zach (Dylan Minnette) es un joven que se muda desde Nueva York a Madison, Delaware, ya que su madre (Amy Ryan) consigue un trabajo como vicedirectora en el colegio del pueblo. El día de su llegada conoce a su vecina Hannah (Odeya Rush), una chica con la que entabla una buena relación y un pequeño juego de seducción adolescente. El problema es que su nueva amiga tiene un extraño y sobreprotector padre (Jack Black) que lo amenaza desde un primer momento con que no se acerque a su hija o algo malo le va a pasar. Una noche en la que escucha ruidos y gritos sospechosos en la casa de al lado, Zack decide ir, junto a su compañero Champ (Ryan Lee), a investigar qué es lo que pasa. Allí descubren los manuscritos de la serie Escalofríos (que existen en la película de la misma manera que lo hacen en la realidad) cerrados con candado. En un arrebato de curiosidad logran abrirlos, para descubrir que no eran sólo libros viejos. Los personajes de las historias salen de las páginas para amenazar a todo el pueblo y sobre todo a su autor, R. L Stine, que resulta ser ni más ni menos que el padre de Hannah. Con su ayuda, los tres adolescentes tendrán que perseguir a los monstruos durante la noche e intentar que vuelvan a estar dentro de los manuscritos mágicos. Para pensar en el grado de eficacia que tiene el film de Letterman, hay que considerar que el objetivo de los libros de Stine siempre fue asustar a jóvenes y chicos, con personajes como El hombre de las nieves, Slappy el muñeco, el hombre lobo, el chico invisible o los gnomos del jardín. Durante su hora y 43 minutos, hay varios momentos en los que los más chicos van a querer taparse los ojos con sus manos, pero no es exclusivamente una película de terror. Sin embargo, se logra un buen equilibrio con las cuotas de humor que van de la mano de Jack Black, quien por momentos encarna aspectos interesantes del famoso escritor y por otros simplemente es…Jack Black. Un dato interesante es que además de estar frente a cámara, el actor también le da la voz a Slappy, en donde muestra tonos más diabólicos y caricaturescos. El trío de adolescentes cumple bien su función de acompañar a Black, sobre todo Dylan Minnette, que muestra pruebas de que puede tener un buen futuro dentro de la industria. En cuanto a lo visual, el largometraje está bien compuesto, con buenos efectos digitales y más de 20 monstruos que parecen muy reales. Escalofríos es una mezcla de terror, humor, romance y entretenimiento, sobre todo para los más chicos y adolescentes, pero hecho para que los adultos también pasen un buen rato. Para aquellos que hayan leído aunque sea alguno de los libros, la experiencia será aún mejor ya que la esencia de esas historias está bien plasmada en la película. El cameo del verdadero R. L. Stine es, quizás, un modo de darle su bendición.
Rusty Griswold quiere reconectarse con su familia, y por eso intentará revivir el viaje que hizo en su niñez. Así, llevará a su esposa e hijos al parque de diversiones Walley World. En 1983 Harold Remis dirigió Vacation, también conocida como National Lampoon’s Vacation, una película protagonizada por Chevy Chase y Beverly D’angelo que contaba la historia de un padre de familia al cual se le ocurre la idea de recorrer todo el país, desde Chicago hasta California, en auto y llevar a su esposa e hijos de vacaciones al parque de diversiones Walley World. Las desventuras y problemas de los Griswold rápidamente se convirtieron en un clásico del cine, logrando generar una serie de películas, con tres entregas más, un corto y un spin-off. En 2015, John Francis Daley y Jonathan M. Goldstein hacen su debut como directores con Vacation, una mezcla de secuela y reboot del film original. Aquí, Ed Helms (¿Qué pasó ayer?), interpreta a Rusty Griswold, el hijo mayor de la familia, quien ya de adulto está atravesando inconvenientes en su propio hogar: la relación con su esposa (Christina Applegate) está algo estancada, y sus hijos se llevan tan mal que no tienen noción de lo que es la palabra hermanos. Para mejorar las cosas, decide revivir la experiencia que lo marcó de chico y viajar en auto hasta Walley World junto a su familia. vacation-01-1024 De ahí en más, la película recorre junto a los protagonistas un viaje que, como no podía ser de otra manera, está plagado de dificultades que pondrán en peligro el objetivo de las vacaciones. Un camionero que los persigue, un baño en aguas estancadas y un paseo en rafting en el que casi caen por una inmensa catarata, son algunos de los obstáculos que tendrán durante su trayecto. Sexo y situaciones escatológicas y asquerosas son moneda corriente en la historia, y por momentos esto se torna un poco repetitivo. Se nota la experiencia como guionistas de Daley y Goldstein en comedias como Quiero matar a mi jefe, a pesar de que algunos chistes y situaciones son más efectivos que otros, es decir, por momentos logra hacer reír al espectador y por otros, simplemente no es divertida. Hay varias escenas que remiten a la Vacations original, y que quien la haya visto reconocerá fácilmente, pero no es impedimento alguno para entender y seguir esta nueva película. Helms y Applegate hacen una labor correcta, sin embargo uno de los puntos más sobresalientes son las interpretaciones de Skyler Gisondo y Steele Stebbins como James y Kevin Griswold, los hijos de Rusty. La particularidad de estos hermanos es que el menor es el líder y quien se encarga de hacerle bullying al mayor, que parece no saber defenderse de su hermanito. Los jóvenes tienen una buena dinámica en sus escenas juntos. En cuanto a actores invitados se destacan Lesliee Mann, quien encarna a Aubrey, la hermana de Rusty y su marido Stone (Chris Hemsworth). Nuestro querido Thor interpreta a un hombre bastante conservador que está haciendo carrera en los medios de comunicación. Hemsworth se lleva algunos de los momentos que más risas genera el film. Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de la aparición de Chevy Chase y Beverly D’angelo. A diferencia de las entregas anteriores donde eran lo mejor de la historia, en esta nueva película sus escenas no supieron brillar. vacationmovie Conclusión: Vacaciones no se convertirá en un clásico como la del ’83, ni tampoco propone nada nuevo en el género comedia, pero es una película que sin ser una obra maestra, logra generar algunas risas. Si buscan pasar un buen momento sin demasiadas pretensiones, adelante. De lo contrario, es mejor abstenerse.