De Alexander Payne (Los Descendientes), nos llega Nebraska, la historia de Woody Grant (Bruce Dern), quien es un anciano con principios de Alzheimer que cree ganar la lotería por un billete que encuentra en una revista, y decide iniciar un viaje al estado de Nebraska, sin importar lo que diga su esposa, y se embarca en un viaje con su hijo, que termina siendo un viaje personal.
Las historias de Payne siempre son personales y esta no es la exepción. No necesita grandes locaciones a pesar de ser una especie de road-movie, y mientras recordamos un poco de la juventud del hombre millonario y vemos la ambición de la gente que en un principio lo ayudó pero que ahora ve la oportunidad de sacar provecho de ello, también viajamos por los problemas que supone cuidar de las personas adultas y su manera tan particular y un poco distorsionada de ver el mundo.
Las nominaciones de June Squibb y Bruce Dern no suenan tan descabelladas al hacer de sus personajes algo realmente humano y cotidiano. Si sumanos la premiación de Dern en Cannes entendemos esta decisión, en una categoría sumamente competida. Es en el apartado de mejor película en donde dudamos que merezca su nominación puesto que no existe ninguna limitante en cuanto al número de nominadas, es decir, pareciera que está de relleno aún cuando no es necesario alcanzar un número mínimo de filmes a premiar. Y en director que no parece ser uno de los productos más fuertes de Payne, aún cuando había otras opciones
como Allen o Jonze.
Como sea, nebraska parece ser una historia para ver un domingo familiar y reir un poco con las ocurrencias de nuestros ancianos protagonistas que sin duda, son los que rescatan el filme.