Un sastre con problemas
El sastre se llama Dante Samot. Y si hay algo que lo predispone al infierno, ya con el nombre tiene un indicio. Verlo es recordar a Poe, porque el pobre tiene una sastrerÃa que bien parece una pista de baile lúgubre con maniquÃes tapados con nylon, algunos rotos y todo tipo de relojes. En fin, algo asà como "un cementerio de la alta costura" que un dÃa pudo ser suntuoso y el tiempo y la falta de inversión resquebrajó y destruyó.
Al pobre se le fue la esposa y ahora se le murió el hermano gemelo. Asistimos al funeral y a partir de ese momento la locura parece ingresar en el mundo de Dante, que se obnubila con el cadáver igual a él, desarrolla olas de pánico y es el candidato ideal de una culpa posible, porque parece que el gemelo fue asesinado.
El resto, imposible de contar, porque toma la forma de la locura, de la esquizofrenia desatada y del "gore" más absoluto con rÃos de sangre, arroyos de elementos punzantes y corte de carne humana con visibilización extrema.
UNA ATMOSFERA ONIRICA
El filme está dirigido por Daniel de la Vega que dicen es un experto en este tipo de pelÃculas de abundante en sangre, suspenso y cortes caseros. Lo que vimos está logrado formalmente porque tiene una buena narración, cierto crescendo con reiteraciones a lo largo de su desarrollo y ninguna originalidad.
Sà hay un buen logro de atmósfera onÃrica, con cierto buen gusto, excelente elección de locaciones y muy buena fotografÃa y manejo de cámara. El argumento deja mucho que desear, se repite y aunque se mantiene la atmósfera de locura luego de la lograda primera parte, nada aparece que modifique una acción previsible.
Con reminiscencias de la temática de Edgar Allan Poe, entre las actuaciones se destacan Luis MachÃn y Julieta Cardinali.