Existen varias posibilidades a la hora de realizar una película de terror. La más fácil, quizás, sin ser realizador, es intentar una historia simple y lineal en la que algo o alguien persigue a una o varias personas con el objetivo de saciar su necesidad de matar o cumplir una venganza.
Con estas características se han filmado cientos de miles de películas y ni siquiera hace falta nombrar ejemplos. Pero hay otra vertiente, una que intenta, de alguna manera, generar miedo y efecto a través del impacto de una historia, que puede bucear en la psicología de uno o varios personajes, y que, en la narración, termina por buscar una línea argumental profunda y afectada.
Dentro de esta última rama del cine de terror se inscribe "Necrofobia" (Argentina, 2013), la nueva película del realizador Daniel de la Vega y que con el protagónico de Luis Machín, como dos hermanos gemelos (cualquier comparación con "Pacto de Amor" de Cronenberg no es casual) que a partir de la muerte de uno y del abandono por parte de la mujer del otro (Julieta Cardinali) el mundo comienza a transformarse y cambiar hacia un lugar inesperado.
Dante (Machín), ve como su vida se vuelca hacia una inevitable e incómoda realidad en la que al no poder revertir la muerte de su hermano, se ve acorralado también al ser "dejado" por Beatriz (Cardinali) y no puede soportar su presente.
Entre sospechas, y misteriosos y sugerentes llamados anónimos a su contestador y celular (porque si bien la tecnología está presente la referencia temporal es difusa), comenzará una búsqueda en la que nada ni nadie estará libre de ser objeto de su duda, y mucho menos él mismo.
Pero todo se complejizará aún más cuando Clara, una investigadora (Viviana Saconne) y un amigo (Raúl Taibo), que funcionaran como la voz del raciocinio del protagonista, tan necesaria para devolver a Dante al mundo real muy a su pesar, obstaculizarán sus decisiones.
Los cuidados climas y atmosferas diseñados para la oportunidad, como así también una cuidadosa puesta en escena, que se apoya en una efectiva banda sonora (de Claudio Simonetti) que refuerza el impacto de las imágenes en 3D (pese a que la película funciona sin el artificio), arman un film que apuesta al género en una búsqueda personal por lograr su identidad, y lo logra.
De la Vega produce una película que introduce al espectador en la mente del protagonista, algo muy difícil y que escapa al trazo grueso con el que siempre se termina de plasmar este tipo de historias, haciéndolo dudar de todas las imágenes que se presentan y que a su vez van dejando indicios de la verdadera historia de los gemelos.
“Necrofobia” funciona como un eterno loop de locura, en el que en la reiteración de espacios y situaciones logran profundizar sobre la psicología de los personajes, apelando a la reformulación de estereotipos del género negro (femme fatalle, mujer policía, psicólogo ayudante, etc.) y dotando de una impronta propia y autóctona a las caracterizaciones y acciones.
Mención aparte merece la increíble y potente actuación de Machín, una desesperada montaña rusa de emociones que en la mueca sádica e irónica expresa tanto que invade y abruma, hasta el punto de no poder dejar de pensar en el filme sin él y su esfuerzo. Gran apuesta.