Adicción a la velocidad
Jóvenes y rápidos, los protagonistas de esta película basada en el famoso videojuego “Need for Speed” no pierden tiempo en pensar nada dos veces, y se lanzan desde el principio a correr autos como si de ello dependiera su vida. Hasta que literalmente su vida pasa a depender de ello.
Todo comienza cuando Tobey debe aceptar un trabajo encargado por un viejo enemigo, para salvar su taller mecánico de la bancarrota. Una cosa lleva a la otra, y termina corriendo una carrera poco afortunada en la que las cosas saldrán muy mal. No sólo deberá enfrentar las duras consecuencias de esto, sino que además pagará por un crimen que no cometió. Pero Tobey no tiene vocación de sufrimiento (a diferencia de su intérprete, Aaron Paul) y hará lo imposible por limpiar su nombre y desenmascarar a los verdaderos responsables.
Comparada inevitablemente con “Rápido y Furioso“, esta adaptación viene a hacerse un lugarcito entre los fanáticos de los fierros y la velocidad. Pero también viene a hacerse un lugarcito entre los que nunca jugaron al videojuego y no tienen idea de autos, con un ritmo extremadamente entretenido y actuaciones frescas de los nuevos jóvenes favoritos de la industria.
Con un guión salido de premisas muy básicas, y giros bastante predecibles, tiene el mérito de escapar a los estereotipos a los que nos tiene acostumbrados este género. Hacia la mitad de la película, la historia va tomando una forma bastante original, y nos mantiene clavados en el asiento entretenidos hasta el final.
Para tomarla como lo que es: un film pasatista que viene de la mano de Disney, con muy buenas actuaciones y una excelente banda de sonido. Todo lo demás es autos deslumbrantes, proezas de cámara, piruetas de extras, y efectos visuales al estilo del videojuego original que dejarán contentos a los fans más exigentes.