Efectiva road movie de acción
Tras el inmenso éxito de la saga de Rápido y furioso, y aprovechando -claro- la popularidad de la franquicia de videojuegos de carreras homónima (150 millones de copias vendidas), llega Need for Speed, una película básica y al mismo tiempo bastante eficaz. Lo de básica tiene que ver con que el guión de George Gatins está construido de manera consciente a partir de estereotipos y clichés del cine popular: el chico de clase media-baja en problemas, pero bienintencionado, versus el rival rico y despiadado; el protagonista que es acusado de un crimen que no cometió y luego sale en busca de la venganza (que deberá ser una reivindicación moral antes que una del tipo ojo por ojo); la historia de amor entre el antihéroe con su corazón endurecido y la muchacha (inglesa para más datos) excéntrica, entusiasta y finalmente mucho más valiente y desprejuiciada de lo que parecía.
Si el cinéfilo está esperando un film que les haga honor a clásicos como Reto a muerte o Bullit, o que tenga el desparpajo de las películas con Burt Reynolds y la más reciente A prueba de muerte, puede que esta experiencia resulte un poco frustrante. Es que estamos en el imperio de las convenciones, los diálogos elementales y hasta un poco torpes, con ese cuentito clásico y -por qué no- algo demagógico para un público adolescente y juvenil que no pretende complicarse con los vericuetos de una trama con demasiadas curvas y contramarchas.
A cambio, este film de Scott Waugh -que antes de dirigir fue doble de riesgo- regala un puñado de set-pieces (esas escenas de acción que de alguna manera definen la contundencia del producto) construidas con todo el vértigo, la adrenalina y la espectacularidad necesarias para impactar y fascinar.
El protagonista del film es Tobey Marshall (Aaron Paul, la revelación de la serie Breaking Bad), un mecánico y corredor de carreras callejeras que deberá enfrentar al cruel y arrogante Dino Brewster (Dominic Cooper), mientras sobrelleva el duelo por la muerte de uno de sus mejores amigos (de la que es injustamente culpado) y una crítica situación económica que pone en riesgo el funcionamiento de su taller. Pero no todas serán penurias para Tobey, ya que en su vida aparecen la bella Julia (Imogen Poots) y un promotor de carreras (el aquí desatado Michael Keaton), que lo acepta en la De León, una competencia exclusiva que puede cambiarle la vida. Lo que sigue es una típica road movie llena de contratiempos y aventuras en busca de la ansiada reivindicación y la redención final.