La traducción literal del titulo original no presenta mayores dificultades: “Necesidad de velocidad”. Digamos que si bien era muy previsible, valga la redundancia, respecto de la previsibilidad del relato, nadie podía suponer que la velocidad iba estar dada únicamente por alguna carrera de autos, y no por necesidad en la progresión dramática, ni por la construcción de los personajes. ¿O estaré pidiendo demasiado?
Llegados a este punto, debo aclarar que a los 55 minutos de proyección se produce el segundo punto de quiebre del relato por lo que, clásicamente hablando, debería entrar en la resolución del conflicto o, lo que es paralelamente lo mismo, el cierre de la narración.
Para desarrollar estas cuestiones el filme se alarga hasta los interminables, 130 minutos de los cuales sólo 15 están a disposición de mostrarnos una carrera de autos, ¿solo eso? No, por supuesto que, como manda el libro best seller de los lugares comunes, hay el intento de una trama de tanta originalidad como factura se puede esperar de éste subproducto audiovisual cuyo origen es un video juego.
La historia gira en torno a Tobey Marshall (Aaron Paul), un mecánico que compite con automóviles re-armados por él, de gran potencia en circuitos no autorizados, el de las carreras callejeras.
Su padre ha muerto y le dejo como herencia un taller mecánico y muchas deudas bancarias en su deseo por mantener el taller de su familia con vida,. Tobey termina por asociarse con su contrincante de toda la vida, el ahora adinerado y arrogante piloto de NASCAR Dino Brewster (Dominic Cooper), pero no sólo eso, vive en la gran ciudad con la ex novia del bueno de Tobey, y por si fuera poco le dejaron al hermanito de la ninfa para que lo cuide, ok ¡!!!cartón lleno… bingo!!!!
Cuando Tobey está por salvar económicamente su vida, concretando una gran venta con una compradora de automóviles especiales, en una tonta carrera Dino es responsable de un accidente, pero logra tenderle una trampa e inculpar a nuestro héroe Asi, sobre llovido mojado, va a parar con toda su osamenta a la cárcel por un delito que no cometió, y que todos los espectadores sabemos que no cometió.
Dino continúa expandiendo su negocio pues la ambición no tiene límites. Dos años más tarde Tobey es liberado, ergo inicia el plan de la venganza, pero sabe que la única posibilidad de lograrlo es derrotarlo en la carrera más popular y de más alto riesgo conocida como De León, la competencia más emblemática del circuito de carreras clandestinas.
¿Adivine cómo termina? ¿Cuánto suspenso, no?
De hecho, las escenas esta bien filmadas, el audio es bueno, pero no es más que tecnicismo vacuo, no hay sostén de ninguna naturaleza, ni desde el guión, ni desde las actuaciones, y no se le ocurra pedir cortes epistemológicos desde lo estético. Ya fue, paso de largo, velozmente.