Este loco amor loco
La mayor duda que despierta este filme es la razón de su título, que solo se devela en una frase como al pasar en uno de los tantos diálogos con que se construye esta pequeña y hermosa historia de amor sin conclusión, en formato de película.
De la misma manera que la muy buena producción francsa “Mon Roi”, en cartel desde hace un tiempo en la Argentina, la realización está construida a partir de escenas que van conformando un recorrido y un todo, pero de contenido diferente.
La francesa es una revisión de su propia historia por parte de un personaje. Aquí se trata de una pareja en estado civil incierto, desde hace muy poco tiempo en estado de inestabilidad, desconcierto y desconocido, en posible ruptura definitiva, o no, se encuentran a cenar para discutir cómo manejarse con sus hijos, como seguir viviendo o no.
Gaetano (Riccardo Scamarcio) y Delia (Jasmine Trinca) han pasado, a pesar de su corta edad, por todas las vicisitudes que puede vivir una pareja. La narración es un repaso de su historia de amor, odio y posible desamor, empezando por el primer contacto, el enamoramiento, la pasión, y el pasaje a la construcción del amor. La llegada de un hijo como consecuencia, y la llegada del segundo en términos de intentos de confirmación y recuperación de algo que se está diluyendo. La rutina que desplaza indefectiblemente al otro, las peleas, las dudas, las reconciliaciones, el fin o el principio.
Plagada de detalles, poseedora de una delicadeza formal que atrapa, seduce y mantiene el interés, la obra se va construyendo a partir de escenas retrospectivas, volviendo al presente en ese restaurante, durante esa cena que debía ser para planificar el verano con los hijos y termina siendo una revisión de su vida en pareja, reproches y perdones incluidos.
Por supuesto que esto se debe principalmente al guión, traslación de la novela del mismo nombre de la escritora Margaret Mazzantini, siendo esta la tercera colaboración entre Sergio Castellitto, el director, y la autora, matrimonio en la vida real.
Pero no podría sostenerse, más allá de las virtudes narrativas, sin la banda de sonido que constituye cada escena, las formas elegidas para relatarnos una historia y sin el desempeño de la pareja de actores, Riccardo Scamarcio y Jasmine Trinca, quienes hacen creíbles en todo momento a sus personajes, la empatía es con ambos, y eso gracias al director que ama a sus criaturas, no las juzga, y se nota.
Una bella y delicada película sobre la ruptura, que enamora, vaya la contradicción.
¡Ah! Falta la frase: “El error ha sido pensar que encontraríamos todo en una sola persona”. Descubra quien la dice.