Haciéndonos cargo del posible conflicto de intereses que puede suscitar el hecho de parir un artículo crítico sobre Nestor Kirchner – La Película, diremos que la película nos ha fastidiado en gran parte de sus pasajes, del mismo modo que nos ha conmovido en otros.
No esquivaremos el sencillo deporte de merendarnos el trabajo de Paula De Luque -como han hecho muchos de nuestros prestigiosos colegas- y diremos que cuando se aparta del material de archivo, su film se convierte en un desafío para cualquiera que se sienta K. Es duro aprobar (¿sos juez vos?) a un ex–tumba que nos cuenta con orgullo que ahora trabaja para el estado. Nos jode tanto como el viento que acaricia los cabellos de la trabajadora social y el vapor que brota de cierto alto guiso en cierto comedor comunitario. Medio que nos molesta, aunque sabemos que eso también fue (es, será) kirchnerismo. Tal vez sea una acción temeraria ponchar esas pretendidas estampitas de clientela y darles sitial de privilegio en este ejercicio (ya no relato, ya no documental, ya no fenómeno, ya no película). Tiene mérito: Pensamos que hacen falta ovarios para hacer un depict semejante respecto a uno de los puntos más sensibles y reprobables para el consumidor kirchnerista pulcro y letrado. Es temerario. No está bien pero... tampoco está mal (otra vez, ¿sos juez vos?).
Hubiésemos preferido más planos de tu hermana,
pero igual estuviste bien.
La crítica: Tal vez la profusión de planos cerrados (excepto en las escenas de masas, o sea, archivo) tenga que ver con la realidad que desborda más allá del encuadre. Cuando los frames testimoniales se abren un poquito más de la cuenta, el conceptito de deuda moral -que tan cómodamente cultivamos frente a nuestras computadoritas- brota en forma de basurales, perros, niños al borde y cascotes. Quizá por eso los planos cerrados de Paula, quizá por eso en el film soplan dos vientos: Uno libre (en el sur, en la ruta, sin seres humanos alrededor) y otro controlado (en un estudio, sobrevolando las cabelleras de los humildes que deben a Néstor sus progresos y sonrisas). Suponemos que había que controlar aquéllos vientos que soplan en cualquier lugar que no sea una ruta del sur, por que probablemente hagan volar perros, basura, cascotes, e incluso niños que continúan al borde.
Si te jode el progreso veloz de la gente que pega laburo en ministerios, no te conviene ir al cine esta vez, porque se te van a atragantar los pochoclos. Va a surgirte una bronquita y un asquito semejante al que te provocan las jugadísimas investigaciones de Lanata, que hace 20 años te cuenta la misma boludez: Que un amigo de Fulano pegó laburo en el área de Fulano y ahora tiene cinco casas en Nordelta. Bueno, si te sirve de algo, el ex-tumba que ahora labura para el estado todavía no pegó cinco casas en Nordelta, y no tiene problemas en contar –dichoso- sus progresos poniendo su jeta en HD para que la disfrutes desde tu butaca. No entiendo cómo Jorge Lanata no descubrió a este chabón antes que Paula De Luque y no lo denunció en su programa. Tampoco entiendo cómo Marcelo Birmajer no le escribió algún chiste fácil para hacer al respecto. Dicho sea de paso: Lanata bardea el guión de Polimeni, pero resultaría sano recordar que su programa de denuncias tiene como guionista estrella a Birmajer, que guionó City Hunters, una serie animada patrocinada por Desodorantes Axe en la cual un geronte canoso con colita de caballo onda Jorge Glusberg le explicaba a un neófito cómo habia que hacer para cogerse muchas chicas. Entonces, por elevación y abrazando una hipérbole, Zonafreak declara (yo declaro) que Jorge Lanata no está calificado para hablar de la cualidad de ningún guión, ya sea el de Nestor Kirchner - La Película ó el de Déjala Morir Adentro.
Rescatamos (*) los discursos, el material de archivo, las hordas de soldados que parecen estar en otra mientras desde la tarima se les exige otro registro, otro canto, otra vuelta. Y dos frases: Una de Néstor (emitida por él mismo) y otra de Néstor (emitida por Máximo). No vamos a reproducirlas por que tenemos ganas de que vayas al cine a enojarte y a escuchar discursos, por que necesitamos ambas cosas. Bueno, al menos yo.
(*) El concepto de rescatar es horrible, por que si hablamos de rescatar tenemos que hablar de alguien (ó algo) que nos ha sido arrebatado. Quienes escribimos paja-cine solemos rescatar elementos puntuales que no exceden lo obvio: Alguna actuación, algún mérito técnico, alguna intención de denuncia medio tirada de los pelos… Nosotros no consideramos Nestor Kirchner – La película como un film. Es un ejercicio que pone a prueba tu paciencia mientras te conmueve de a ratos. Y eso no está nada mal.
Viva Nestor.