Son esas casualidades que nos da el cine, el hecho de que en esta semana se estrenen simultáneamente la francesa "El Ministro" y "Néstor Kirchner: La Película", no deja de ser un hecho fortuito (¿o causalidad?) que nos permite dar un pantallazo amplio a dos aspectos diferentes del mundo de la política; el de los negociados, las traiciones, el juego sucio; y el de la militancia, los ideales políticos; ambos pueden ir de la mano para formar un todo, y sin embargo son antagónicos.
Lo primero que hay que aclara del documental de Paula De Luque es que quienes estén buscando una polémica la busquen en otro lado; el film no pretende ser controversial, es simplemente un fresco de vida, tanto la vida pública como la privada ambas signadas por la política.
No es ningún descubrimiento decir que este documental tiene una posición tomada clara, y eso por sí solo no está mal, no engaña; el público que busca (ya desde el trailer, la publicidad, y sus productores) es el afín al gobierno – el de Néstor y el actual – por lo que estamos frente a una película netamente militante, y bienvenido que así sea; en ciertos casos no puede buscarse una objetividad imposible de lograr; así y todo ofrece aspectos interesantes para un público abierto, general.
El documental va siguiendo una narración más o menos lineal, temporal, sobre todo en cuanto a los hechos de gobierno, y los va mechando inteligentemente con anécdotas de lo privado; como aclarando que en todas sus decisiones políticas (una palabra que indefectiblemente se repite mucho en esta reseña como en el film) hay paralelismo con su vida, ser consecuente. Las primeras imágenes son las del discurso de asunción, el primero, y ya en él hay frases que resuenan. Luego iremos viendo una recorrida por los últimos años previos a su gobierno como para explicarnos/recordarnos de dónde venimos, ahí también (como en todo el trayecto) hay imágenes de impacto.
Y luego sí, comienza la historia de vida, su infancia, sus primeros años de militancia, los distintos hechos como gobernador, como presidente, y en el rol que ocupó durante la primera presidencia de Cristina Fernández. Lo llamativo del trabajo de la directora es que pese a tratarse de un documental de archivo, de imágenes recolectadas de distintas fuentes (recuerden la solicitada realizada en el Correo Argentino), formatos y estilos (aunque luego se filmaron algunos testimonios extras), logra que todo se amalgame muy bien; la narración fluye correctamente, casi como si estuviésemos frente a una historia ficcionalizada. No hay dudas del oficio de Paula De Luque, ya lo había demostrado en sus anteriores films, y en este vuelve a mostrar una buena cohesión de elementos.
Son fundamentales una buena selección de archivos y saber dónde ubicarlos para lograr lo que se quiere provocar, la emoción de quienes apoyan la figura pública; en esto también cumple un rol importante la exacta banda sonora de Gustavo Santaolalla. Anteriormente aclaré que si bien el estilo es puramente militante, puede tener cierto interés para todo el público; es el de poder recorrer algunos aspectos de nuestra historia reciente.
Que puede ser una visión recortada, parcializada, que se ofrece una mirada partidaria, todos son argumentos atendibles; pero principalmente, en su rama política, el documental ofrece hechos, momentos, discursos. Si bien el film no creará una polémica (su mensaje de homenaje es muy claro y directo), si puede abrir un debate, y desde ese lugar sería interesante tener una mirada amplia.
Existen varios documentales similares a este, films políticos y partidarios, sin ir más lejos el famoso "Perón: Sinfonía de un sentimiento" de Leonardo Favio; o más aún, la visión que el año anterior entregó Clint Eastwood en "J. Edgar" es mucho más polémica que este documenal; sin embargo aquí cobra relevancia la cercanía de los hechos.
Desde lo que se ve, hay datos reveladores, imágenes que se han visto ya varias veces, otras filmaciones más desconocidas (como algunas familiares en Super 8, o momentos vistos repetidas veces pero desde otro ángulo) y algunos testimonios no tan comunes, como el de su hijo Máximo (lo que por otro lado hace sorprender que faltan su hija Florencia y principalmente la propia Cristina). Es un Kirchner visto desde la mirada ajena, del otro, y ahí sí (aunque suene utópico) hubiese sido interesante algún testimonio no partidario (más allá de lo familiar/amistades). Cuando hace un tiempo se habló del alejamiento de Israel Adrián Caetano del lugar de director (los productores no aceptaron su corte original), ambas partes aceptaron que su mirada era demasiado política.
Viendo el resultado de De Luque esto queda más evidencia, "Néstor Kirchner: La Película" prevalece más al hombre que al político, o por lo menos nos demuestra que uno y otro aspecto siempre van de la mano.