Cuando uno tiene géneros cinematográficos predilectos también tiene en mente los actores y actrices que se especializan en dichas variantes. Por eso, cuando vemos obras protagonizadas por famosos con esa característica, sabemos qué esperar de ellos. Sin embargo, en algunos casos, grandes personalidades del cine deciden incursionar en géneros fuera de lo común en su filmografía, lo cual pone en alerta al espectador. La nueva película de Jonathan Levine (“50/50” y “The Night Before”) nos otorga dos polos opuestos en la pantalla grande con una comedia romántica estelarizada por la “no tan experimentada en el género” Charlize Theron (“Mad Max: Fury Road”), junto al pionero de la comedia subida de tono, el carismático Seth Rogen (“Buenos Vecinos”).
Fred Flarsky (Rogen) es un periodista político que inesperadamente se reencuentra con su primer amor, que ahora es una de las mujeres más influyentes del país, Charlotte Field (Theron). Ella, atraída por su peculiar sentido del humor y visión idealista del mundo y la política, lo contrata para que sea el encargado de escribir sus discursos mientras se prepara para aspirar a la presidencia del país. Sin embargo, Fred se sentirá como sapo de otro pozo junto al equipo de Charlotte mientras la relación entre ellos se afianza.
Más allá de la posible falta de originalidad en la historia situándonos ante la “típica” relación entre personas opuestas, y la falta de pertenencia que una de las partes siente al estar en el universo de la otra, la película nos concede una sintonía perfecta de dos mundos contradictorios: la comedia y la política. Seth Rogen mantiene impoluto el humor que tanto lo caracteriza con unos gags más que efectivos, pero presentando un personaje que, a pesar de las facetas ridículas que puede mostrar, es una persona de principios que defiende sus creencias y puede ponerse serio cuando la trama lo requiera. Del mismo modo, la actriz sudafricana nos enseña un papel que se apoya en su coprotagonista para ir evolucionando de un ser que vive para su trabajo a alguien que es capaz de sentir y divertirse. Además del dúo, el film cuenta con las actuaciones destacadas de Bob Odenkirk, Andy Serkis y Alexander Skarsgard, teniendo el primero una performance muy similar a la de su papel en “Breaking Bad” y los otros desempeñándose muy por debajo de su nivel llegando a veces al punto de la vergüenza ajena.
Por último, no se puede dejar de lado el notorio trabajo en la escenificación y banda sonora que nos da un tour alrededor del mapa enfatizando en las costumbres, situación política y paisajes de cada entorno.
Si de querer ver una buena y divertida película se trata, “Ni en Sueños” es una elección muy acertada, ya que, aunque no llegue a deslumbrarnos, difiere mucho de una comedia sin sentido, mostrándonos unas geniales actuaciones, haciendo que pasemos un par de horas de risa y nos olvidemos de todo lo demás por un rato.