Lo impensado, inesperado e ilógico se puede lograr en el gran universo del mundo cinematográfico y, mucho más, si proviene de Hollywood. Esa es la principal lección que se puede aprender en esta comedia romántica dirigida por Jonathan Levine. Porque en un marcado duelo de opuestos, que tan bien hacen los norteamericanos, se cuenta una historia con todos los condimentos necesarios para que funcione con corrección, siempre manteniendo las reglas establecidas en los comienzos de la industria para que todo se desarrolle dentro de los parámetros normales y sea entretenida, como también predecible, cuyo objetivo primordial es no defraudar al público.
Este prolegómeno sirve para saber a qué atenerse cuando concurra al cine. Allí verán a dos figuras reconocidas interpretando a una Secretaria de Estado de la Nación, Charlotte (Charlize Theron), y a Fred (Seth Rogen), un periodista. A simple vista son el agua y el aceite. Pero luego de una descripción pormenorizada de sus personalidades, cómo trabajan, y de qué manera encaran sus vidas, las distancias que los separan resultan ser mucho más cortas de lo pensado.
Charlotte vive para su labor diaria. Es autoexigente, correcta, soltera y ambiciona ser la primera presidente mujer de los Estados Unidos. Fred es un periodista que no teme ir a fondo con sus investigaciones, tiene principios y los mantiene a rajatabla, pero es díscolo, incorrecto, gracioso, adicto, soltero y acaba de quedar desocupado.
En el ámbito del lanzamiento de la campaña electoral se unirán una vez más, para que ella logre ser la Primera Mandatari
Él no es un galán. Su vestimenta no es la adecuada para acompañar a la candidata mientras le escribe los discursos de campaña. Se sabe que la formalidad es una condición indispensable para moverse y ser respetado en el mundo de la política, en el que cada detalle, paso en falso, o error, puede volverse en contra y de ese modo ser aprovechada por el rival de turno. Pero, pese a todo esto, Fred está ahí. y Charlotte lo apoya incondicionalmente. Los objetivos en común, una deuda no cerrada del pasado, la química que flota entre ellos hará, como es de suponer, que el amor florezca.
Dentro de esa estructura en la escritura del guión, de manual, podemos observar que ambos quieren lo mismo para el país, mientras deben lidiar entre los ideales y la realidad que, por lo menos en política, no van de la mano, como así también situaciones y personas complicadas que actúan como escollos para que el amor prospere.
Si quiere distenderse, pasar un rato agradable, sin forzar mucho el cerebro, puede ver esta película con una narración dinámica, ágiles diálogos, buena música, y un mensaje alentador para quienes tienen sueños que creen inalcanzables, pues éste film es el indicado