La bella y la bestia
Mientras la nueva comedia americana muestra signos de desgaste y agotamiento, Ni en tus sueños (Long Shot, 2019) retoma algunos de sus tópicos, los aggiorna y va más allá, deconstruyendo la clásica historia de chico busca chica, revirtiendo roles, destacando la figura de la mujer como lugar de poder y sumando incorrección política en cada escena.
La premisa del relato de la propuesta es muy sencilla, Fred (Seth Rogen), un periodista bastante revolucionario, se reencuentra con Charlotte (Charlize Theron), su amor de toda la vida. Lo curioso del asunto es que mientras Fred podría llegar a perder su trabajo, por gritar a los cuatro vientos verdades a los poderosos (y a todo el mundo), Charlotte le hace una propuesta imperdible, la que Fred, sin dudar, aceptará, y del trabajo al amor habrá casi nada de espacio.
En ese juego de contrastes, de mundos completamente opuestos, Jonathan Levine (50/50) conjuga lo mejor de la comedia romántica de los últimos tiempos, con un tempo ágil que dinamiza la narración destacando una mirada diferente sobre los roles de los protagonistas, los límites de lo aceptable en cuanto a bromas y humor y jugar con la imagen de los actores para subrayar otros puntos de atención.
Ya en la escena inicial, trepidante, con Fred inmiscuyéndose en una reunión de neo nazis y luego escapando de la misma tirándose al vacío, marca la pauta con la que la propuesta buscará llegar al espectador, un salto de fé y renovación, que busca revertir roles, ubicando a este periodista, que se viste como un adolescente salido de una tienda deportiva, en un lugar de espectador del lujo y los privilegios que Charlotte, en su rol de Secretaria de Estado de los Estados Unidos, posee.
El vodevil se inmiscuye en situaciones que plantean gags a lo largo del relato, puertas que se abren y cierran y que esconden el periplo amoroso que los protagonistas atravesarán hasta hacer público su vínculo. El slapstick también dice presente para multiplicar las situaciones de acción e interacción entre ambos. Ese trazado, permite llegar a unpunto en el que las frases sin edulcorante potencian el romance in crescendo, el atravesar el idilio de la pareja desde un sinfín de referencias a la cultura popular, música, cine, televisión, etc., que acercan a Ni en tus sueños a Los Simpson en cuanto multiplicidad de referencias, sin evitar una crítica lúcida sobre el sistema político y sus siniestros mecanismos de ascenso y descenso a él. Además, las bromas escatológicas, parte esencial de este tipo de relatos, como así también la proliferación de sustancias prohibidas, alcohol, y demás, se transformarán en parte clave de una propuesta que además recupera lo mejor de la música romántica de los ochenta y principios de los noventa para consolidar la trama.
Así, entre la simpatía de sus protagonistas, la química increíble que tienen Rogen y Theron, y la historia, Ni en tus sueños se proyecta como una comedia que revitaliza el género por muchas de sus virtudes y carencias también, con un trabajo especial del guion, que va tejiendo redes para que los personajes secundarios tengan su propio protagonismo, destacándose Bob Odenkirk como ese presidente que proviene de la actuación y quiere dejar de ser presidente para empezar su carrera en cine, o Alexander Skarsgård, como un primer ministro galán y muy tonto, o June Diane Raphael como esa asistente, estricta, que terminará siendo cómplice del amor de Fred y Charlotte, reforzando el entretenimiento y el humor como fuente de inagotable satisfacción para los espectadores.