Esa herida que no sana
Relato anacrónico tanto en su narrativa como en su estilo. Con una puesta que se acerca más al teatro que al cine, Ni héroe ni traidor (2018) resulta un muy buen intencionado viaje al pasado explorando lugares poco frecuentados por el cine nacional.
Buenos Aires, 1982. Matías (Juan Grandinetti) acaba de terminar el servicio militar y sueña con irse a estudiar música a España. Debe convencer a su novia para que lo acompañe más adelante y lidiar con la oposición de su padre. Pero todo cambia cuando se declara la guerra de Malvinas y es convocado junto con sus amigos.
Es el segundo largometraje del director y guionista Nicolás Savignone. En el que aborda el tópico de la guerra, desde un lugar poco visitado en el cine; el momento previo a que el conflicto se desate y, además, las posturas encontradas de sus protagonistas entre el deber y deseo personal.
Acierta Savignone en la construcción de personajes empáticos, de gestos reconocibles y de palabras que resuenan familiares. La película posee una notable y modesta reconstrucción de época, en lo que considero un acierto puesto que describe su particular estilo al filmar como se filmaba en los ´80, una búsqueda acertada y que funciona muy bien. Se destacan las interpretaciones de Inés Estevez y Mara Bestelli.
"Ni héroe ni traidor posee coraje y se hace cargo de sus intenciones, no pretende justificar las acciones de sus personajes. Arroja una mirada humana ante un acontecimiento que casi treinta años después los argentinos seguimos sin comprender."
Calificación 7/10
Título original: Ni héroe ni traidor
Año: 2018
Duración: 73 min.
País: Argentina
Dirección: Nicolás Savignone
Guion: Francisco Grassi, Pío Longo, Nicolás Savignone
Fotografía: Federico Lastra
Reparto: Juan Grandinetti, Inés Estévez, Rafael Spregelburd, Gastón Cocchiarale
Género: Drama | Años 80. Guerra de las Malvinas