La sangre brota
Veterano guionista de producciones mexicanas, norteamericanas y argentinas, y con alguna experiencia previa en la dirección de cortos, Martín Salinas desembarca en el largometraje con una tragicomedia bien negra y de estructura coral ambientada en una remota hostería perdida en el medio de la selva del Iguazú.
Es que hasta ese paraje misionero llega una pareja (Valeria Bertuccelli y un Juan Minujín que desaparece de escena a los pocos minutos) con un botín de 100.000 dólares y un cadáver en el baúl. Los lugareños (Martín Piroyansky y Luis Ziembrowski) y otros visitantes que irán arribando (como Germán de Silva o Emme) se sumarán a esta acumulación de enredos -de humor, pero también con múltiples accidentes y traiciones cruzadas- en el que la tentación y la codicia derivarán de manera inevitable en un estallido de sangre.
Ni un hombre más recuerda por momentos a otra creación de Salinas (la adrenalínica Nicotina) y dialoga con la negrura del cine de Danny Boyle, de Guy Ritchie o el delirio de Muerte en un funeral, pero la narración -irregular, por momentos algo desbocada y caótica- no termina de convencer del todo. El aporte del muy buen elenco, la imagen del notable DF Marcelo Iaccarino y algunos momentos inspirados desde el guión y la puesta en escena compensan en parte los desniveles de un film algo fallido, pero así y todo bastante atendible.