La situación es la siguiente: Karla (Valeria Bertuccelli) y Ricky (Juan Minujín) están en el auto en algún lugar casi selvático de Misiones. Tienen mucha plata y un tipo en el baúl del vehículo. Ahora hay que decidir qué hacer con todo esto para salirse con la suya y disfrutar el botín. Luego, un cadáver, una especie de hostería atendida por Charly (Martín Piroyanski), y Rolo, un gendarme, (Luis Ziembrowski) serán los principales personajes que conformaran la comedia negra de enredos que pretende ser “Ni un hombre más”.
No conviene revelar más de la trama para no atentar contra su desarrollo. En definitiva, todo lo que sucede es gracias a la estupidez humana necesaria para la existencia de los enredos en cuestión. O sea personajes que ante una circunstancia determinada reaccionan de la manera menos aconsejable de todas.
Para que esto sea creíble es necesario contar con un elenco a la altura de las circunstancias, y esta producción lo tiene con creces. Tanto es así que sostienen todos los errores narrativos y de compaginación que, a veces incluso atentan contra el remate de los gags. Se sabe que cuando esto sucede el chiste se estira demasiado y cae en el ridículo o, peor aún, en la confusión respecto de qué género cinematográfico estamos viendo. Raro en un director, Martín Salinas, que sorprendió con un gran cortometraje que vimos este año, “Bajo el cielo azul”, que iba revelando hábilmente, a partir de los juegos inocentes entre niñas, una situación de prostitución infantil.
Aun así “Ni un hombre más” tiene más virtudes que defectos, lo cual ayuda a hacerla llevadera, más allá de un final abrupto y confuso.