La calidez de un film
Desde El secreto de sus ojos (2009) y su victoria en los Oscar, se ha generado algo especial en el público argentino: Ricardo Darín es sinónimo de un cine argentino que vale la pena ver.
Un pensamiento polémico, considerando que hay otros actores que han logrado enormes éxitos en sus films. Pero de algo hay que estar seguro y es que Darín ha alcanzado importantes marcas en cuanta película se haya estrenado: El secreto de sus ojos, Relatos Salvajes (2014), Koblic (2016) y la lista podría seguir.
Con Nieve negra (2016) se suma Leonardo Sbaraglia, quien también ha triunfado en el exterior. Es la primera vez que ambos pesos pesados comparten cartel, sin contar Relatos salvajes claro está, donde participaron en historias independientes.
Por otro lado, está también la actriz en ascenso, la española Laia Costa, quien logró una gran trayectoria en otros países y es su primera vez en una producción argentina. Resulta un gran hallazgo para la industria y el crecimiento de su personaje es sorprendente.
Con este trío, Nieve negra (2016) pone en marcha un thriller que comienza suavemente: dos hermanos se reencuentran tras largos años, luego de la muerte de su padre, pero los misterios del pasado comienzan a emerger, por ejemplo la dudosa muerte de otro hermano cuando eran niños.
Es un relato no lineal, que cuenta con flashbacks intercalados con el presente de la historia, excelente recurso del director Martín Hodara. Nieve negra resulta atrapante y envuelve al espectador en el misterio.
Pero no sólo eso, sino que también el film cuenta entre sus atributos artísticos con una excelente fotografía en el paisaje nevado de Andorra y la Patagonia, además de las apariciones estelares de Dolores Fonzi y Federico Luppi.
En definitiva, Nieve negra es un excelente relato con giros inesperados, totalmente disfrutable para todo tipo de público.