Los hermanos sean unidos
Marcos (Leonardo Sbaraglia) regresa de España con su esposa Laura (Laia Costa) hacia el sur argentino para cumplir con el último deseo de su padre: enterrar sus cenizas en un bosque junto al cuerpo de Juan, el hijo menor, muerto de pequeño tras un confuso accidente familiar. Pero lo que Marcos califica como "un trámite" se convierte en una odisea. Su vuelta al país significará también el difícil reencuentro con su hermano mayor, Salvador (Ricardo Darín), un tipo huraño que vive desde hace 30 años alejado de la civilización. Y con él deberá negociar la venta de un terreno familiar que vale nueve millones de dólares. "Nieve negra" es un thriller psicológico denso y oscuro, que transcurre en un entorno hostil que lo vuelve más lúgubre todavía. El director Martín Hodara (que fue asistente de Fabián Bielinsky en "Nueve reinas" y "El aura") le imprime la tensión justa al relato y aprovecha muy bien mediante tomas aéreas los paisajes de Andorra, que se parecen bastante a los de la Patagonia. El único traspié (no menor) es que, en su sucesión de flashbacks, la película se vuelve demasiado explicativa, y los secretos del pasado se revelan de una manera un tanto forzada. Darín y Sbaraglia brillan como siempre, y lo mismo puede decirse del veterano Federico Luppi. Dolores Fonzi, en cambio, está desperdiciada. Sólo aparece unos minutos en la pantalla.