Nieve negra es la clase de cine argentino de corte industrial que casi todos quieren ver. Es una película que sale con todo y las expectativas son altas.
Por primera vez se juntan en pantalla dos de nuestros grandes actores: Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia (Relatos salvajes no cuenta porque cada uno protagonizó una historia diferente).
Puedo afirmar con seguridad que el film se encuentra a la altura y no defrauda porque tiene una puesta en escena fenomenal por parte de Martín Hodara, quien no dirige hace 10 años. El último filme que lo tuvo como director fue La señal (2007).
Aquí consigue una estética sombría a través de muy buenos planos y un gran manejo del sonido para atrapar al espectador.
El diseño de producción es gigante y se nota a simple vista en el gran despliegue de locaciones.
Hodara también se da el lujo de contar con Federico Luppi en un papel muy menor y con Dolores Fonzi en un bolo. Lo que eleva el cast a un nivel supremo.
También hay que ser justos y decir que esta es una película protagonizada por Sbaraglia y co-protagonizada por Darín a pesar de que los pósters y créditos digan lo contrario.
Pero es solo un detalle porque ambos logran lo obvio y lo que se espera de ellos: espectaculares actuaciones.
Darín está muy bien caracterizado como tipo ermitaño de campo en contraposición con el aspecto y la actitud citadina de Sbaraglia.
Ellos hacen de hermanos y con una historia trágica muy fuerte. Lo interesante es cómo cada uno ha lidiado con ella y los giros que se plantean que sirven para sorprender al espectador.
Tal vez ese es el punto más flojo de la película porque el guión plantea algunas inconsistencias.
Más allá de eso la película está muy bien y entretiene mucho. El elenco la levanta bastante.
Nieve negra es un buen thriller, bien construido y con un gran climax. Muy buena forma de arrancar el año para el cine nacional.