Una propuesta de género que no puede superar sus falencias narrativas.
La familia y la codicia son temas que están íntimamente ligados y son tan viejos como el tiempo mismo. Un conflicto de interés que garantiza como mínimo una historia interesante. Nieve Negra cuenta con el nivel actoral y técnico para explayarse sobre esta temática, pero el desarrollo narrativo no los ayuda, y a continuación lo elaboramos.
Lo duro de ser hermanos:
Marcos (Sbaraglia) regresa a la Argentina tras años de vivir en España y lo hace en compañía de su mujer embarazada (Costa). El motivo de su regreso es el fallecimiento de su padre, cuyo deceso deja como herencia el terreno donde tenía su cabaña y que está valuado en una cuantiosa suma de dinero. Dicha suma le viene de perlas a Marcos por los gastos que le traerá su creciente familia. Lo único que se interpone entre él y la plata es su hermano: Salvador (Darín), quien vive en la cabaña como un ermitaño y se rehúsa a abandonarla. Las razones están vinculadas a un oscuro secreto que une a los dos hermanos.
El guión de Nieve Negra es uno repleto de agujeros, donde las motivaciones de algunos de los personajes son poco claras, y cuando no son incoherentes. Hay personajes que si se los quita, la película podría seguir el mismo camino, y que si están es meramente por propósitos expositivos. Todo esto en pos de una revelación que si bien no es la que puede anticipar el espectador, no es una sorpresa que afecta por todos los errores cometidos anteriormente. Es como si el guión hubiera apostado todas sus fichas en esta vuelta de tuerca; confiando que el truco podía salir simplemente tirando pistas de a poco para que el espectador sume dos y dos, una suma que no sale por las ya mencionadas inconsistencias.
Nieve Negra es sólida visualmente. Una propuesta clásica, simple, que sabe dónde posar su cámara para sacar lo mejor del accionar de sus intérpretes, apoyada por una iluminación y una dirección de arte que es eficiente en crear el clima lúgubre en el que se encuentran estos personajes. En el apartado sonoro debe decirse que la música también encuentra la manera de hacer un aporte a la creación del ambiente.
No obstante, debe decirse que sabe implementar cierto ingenio a la hora de plantear los flashbacks que experimenta el protagonista, intentando en más de una ocasión un pasaje temporal del presente al pasado hecho en el mismo encuadre, sin el uso de cortes o disolvencias.
Actoralmente hablando, Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Federico Luppi y la española Laia Costa entregan prolijos trabajos, a la altura emocional de la premisa, pero que no llegan a brillar por las falencias narrativas de la propuesta.
Conclusión:
Aunque rica a nivel visual y prolija en su apartado interpretativo, las inconsistencias narrativas de Nieve Negra son demasiado grandes como para ser ignorados. Una premisa que no falla por su carencia de originalidad, sino por el descuido de su ejecución.