Todo comienza cuando Marcos (Sbaraglia), regresa de España con su esposa Laura (Laia Costa, “Victoria”) para cumplir con el último deseo de su padre, enterrar sus cenizas en el bosque, pero además trae la propuesta de vender la propiedad familiar a una minera canadiense que ofrece una importante suma de dinero: 9 millones de dólares. El problema es que allí vive hace más de 30 años su hermano Salvador (Ricardo Darín), un ser huraño, malhumorado, antipático, de pocas palabras, que no tiene ningún deseo de vender y no le agrada recibir a Marcos. Además la hermana de ambos, Sabrina (Fonzi), se encuentra internada con problemas psicológicos. Esta es una historia envuelta en: secretos, apariencias, traiciones, mentiras y momentos asfixiantes. A través del flashbacks se van conociendo algunos conflictos. En este thriller psicológico sobresalen las actuaciones de Sbaraglia y Darin (caracterizado) en un verdadero duelo actor, ellos por primera vez trabajan juntos en una escena en cine. Con un buen elenco secundario: Fonzi, Luppi y Costa. Mucho acompaña el paisaje helado (es un personaje mas) como esas almas y salvajes como los animales que la habitan. Un film que mantiene al espectador pegado a la butaca y no resulta pretencioso.