En los últimos tiempos, la pantalla documental nacional ha sido el vehículo primordial, elegido por varios de los realizadores para lograr visibilizar temas sociales que por diversas razones, ni el Gobierno ni diversas instituciones intermedias, quieren poner a la luz para que se abra abiertamente el debate sobre diversos temas que nos preocupan como sociedad.
Como si dejándolos de mostrar, no existiesen, desapareciesen, quedaría guardada alguna fantasía de solución al mejor estilo de “ojos que no ven…”.
Andrea Testa, con su documental “NIÑA MAMÁ” le pone imagen y les da voz a algunas de las tantas niñas/jóvenes que transitan los consultorios de un hospital público del conurbano bonaerense en su proceso previo a ser madres o la experiencia con sus bebés de pocos meses, incluyendo asimismo testimonios de mujeres que han decidido no continuar con su embarazo.
La cámara de Testa se mueve en un espacio de intimidad y cercanía respecto de cada una de las historias, y a partir de allí, la libertad con la que maneja cada testimonio permite que aparezca esta diversidad de aristas que esconde cada historia. Son diferentes variables con las que trabajar, de acuerdo a cada caso: desde el miedo y la desprotección, el señalamiento social y el juzgamiento, la vergüenza, la falta de acompañamiento de sus parejas que se encuentran completamente ausentes, el abandono, los problemas que se suscitan en el seno familiar, la angustia por tener que tomar una decisión frente a la incertidumbre y el peligro que implica un aborto inseguro/clandestino, el desconocimiento, la violencia, la presión… y la soledad.
Las estadísticas son verdaderamente escalofriantes: sabemos que en la Argentina de los 700 mil nacimientos que hay, aproximadamente, por año, el 16% proviene de madres adolescentes de entre 15 y 19 años y que en ciertas provincias ese porcentaje puede alcanzar hasta el 25% y que, a su vez, crece cada vez más la cifra de embarazos en niñas de 10 a 13 años.
Cerca del 70% de estos embarazos adolescentes no han sido planificados, se basan en el absoluto desconocimiento de cómo funciona su propio cuerpo y muchas veces se encuentran apoyados en falsos mitos respecto de la sexualidad y los métodos de anticoncepción.
La fuerza de la propuesta de Andrea Testa es poner su cámara solidariamente al servicio de estas mujeres, para escucharlas, para darle un rostro y una voz a esta problemática, para contenerlas, para generar un espacio de reflexión donde desaparece por completo su propia figura como directora y deja fluir libremente la potencia del testimonio desnudo y sin artificios que nos brindan cada una de ellas, en su espontaneidad, en su ingenuidad, en su dolor, en esa manera de entrar a su realidad.
Su trabajo documental logra armar un solo cuerpo en donde el común denominador es el desamparo: no solamente por parte de sus propias familias y de sus propias parejas sino fundamentalmente de un Estado ausente que no legisla y no ayuda ni contiene.
Es imposible no empatizar rápidamente con la mirada que propone la directora, visibilizando estos temas como una de las tantas formas de empezar a ocuparnos de una vez por todas de estas jóvenes completamente abandonadas a una suerte esquiva.
Presas de un cúmulo de presiones familiares, prejuicios, mandatos, maneras de pensar que no les pertenecen pero que las hacen propias, cada una de estas niñas / jóvenes / mujeres se encuentran claramente imposibilitadas de hablar desde su verdadero deseo, no son dueñas de su propio cuerpo –ni, en el fondo, de su propia vida-, quedando atrapadas entre los vericuetos legales, sociales y de ciertos principios religiosos, todas estructuras complejas y difíciles de atravesar y abandonar, sin la ayuda de un acompañamiento profesional que trabaje en esta sintonía.
Algunas miradas de dolor, voces que se quiebran en un llanto, sueños que se estrellan contra esta realidad aplastante, nos involucran y nos obligan a abandonar, de una vez por todas, la indiferencia y la distancia con la que solemos entrar en algunos de estos temas que nos parecen tan alejados a nuestro cotidiano.
Andrea Testa nos los acerca para tomar conciencia de que esto sucede a nuestro alrededor, aunque no lo queremos ver y que finalmente el Estado pueda comenzar a legislar activamente sobre estas cuestiones y destinar presupuesto para que, por ejemplo, acceder a un método anticonceptivo no sea una tarea ciclópea e imposible.
De esta forma “NIÑA MAMA” se transforma en un documental ineludible, ese que nos involucra y nos plantea un trabajo de construcción colectiva y fundamentalmente, un cambio de mirada de manera urgente.
POR QUE SI:
«La fuerza de la propuesta de Andrea Testa es poner su cámara solidariamente al servicio de estas mujeres»