Amo los musicales. Y amo a Daniel Day-Lewis. Y les juro que quiero ser objetiva, pero no puedo.
Traté de no crearme grandes expectativas antes de ver esta película y tal vez por eso es que me llevé más sorpresas de las que imaginé.
Ante todo, Nine es un musical de Rob Marshall. No es el mejor, ni es una “remake” ni un homenaje a Fellini ni nada de eso, así que por favor, no vayan al cine esperando ver arte y vuelvan chillando porque vieron otro producto pomposo hollywoodense. Porque Nine tiene todo el lujo que se le puede pedir a un musical y más. Un elenco de diosas para todos los gustos y un protagonista que sigue siendo un sex-symbol. Sí, Nine es una película muy sensual.
Y la verdad es que tiene muchas cosas objetables: salvo por el personaje protagónico masculino, las figuras femeninas parecen por momentos reducirse a un cuadro musical para cada una y nada más, se siente como que nunca llegamos a conocer a ninguna de ellas en profundidad. En especial sucede esto con el personaje de Kate Hudson, que no forma parte del musical original, y que acá no se entiende con qué propósito aparece, porque realmente si no estuviera la trama no varía en nada. También se podría decir que algunas secuencias musicales parecerían repetir estructuras estandarizadas ya en Chicago.
Pero prefiero no focalizar en lo negativo, y por el contrario, realzar la belleza y la personalidad de esta película que tiene un ritmo muy particular, porque no avanza todo el tiempo sin descanso como Chicago, sino que se mueve a una velocidad muy dispar, conforme a las sensaciones del protagonista. Simplemente basta con prestar atención a la cantidad de veces que se pronuncia “Guido” (el nombre del protagonista) para darse cuenta que el centro de esta película es él, lo demás son complementos. Y Day-Lewis podrán decir que no está en su mejor papel tal vez, pero hace una excelente performance – sin dudas, mucho más digna que la de Richard Gere en Chicago.
Incluso me atrevo a decir que algo del espíritu de Fellini hay en esta película. Quizás no necesariamente de 8½, pero en algún momento sentí ver (muy a lo lejos) alguna reminiscencia de La Dolce Vita – Guido huyendo en el descapotable perseguido por los paparazzi y una escena en una fuente con una blonda Nicole Kidman enfundada en pieles.
Un punto elevado de la película: la actuación de la cantante Fergie. Si bien su personaje tiene una aparición muy breve, su cuadro es arrollador, tiene uno de los temas musicales más pegadizos y la voz y el imponente físico de la vocalista de Black Eyed Peas le aportan la fuerza y la cuota de sexualidad justa para el personaje que interpreta.
Lo dije al principio y lo retomo al final: no puedo ser objetiva. Nine reavivó mi sueño de ser estrella de comedia musical. Les aseguro, mujeres, que no van a poder evitar sentir ganas de cantar y bailar como alguna (o todas) esas divas, porque además… ¿quién de nosotras no estuvo alguna vez en el lugar de alguna las mujeres de Guido?
De más está aclarar que si los hombres quieren acompañar a sus chicas, no la van a pasar nada mal. Hay mujeres hermosas para todas las preferencias.
Pulgares arriba para Nine, una de las grandes candidatas a los Oscar.