Como se sabe, “Nine” fue un exitoso musical durante varias temporadas, inspirado en el film “8 y medio”, de Federico Fellini. El director italiano no vio la puesta en Broadway pero, gran amante de los musicales americanos, le complacía que se adaptaran sus historias a un género que tuvo sus momentos de gloria en los `40 y `50. Años atrás, Bob Fosse había llevado a la pantalla “Sweet Charity”, basada en “Las noches de Cabiria”. En el film original de 1963, Marcello Mastroianni se metía en la piel de Guido, un director de cine que padece un bloqueo creativo cuando está a punto de lanzarse a rodar su última película y, en plena crisis, se abandona a sus fantasmas y obsesiones, mezclando recuerdos de infancia y fantaseos, mientras los productores lo apuran para que empiece a filmar. Todo eso está en “Nine”, pero no conviene olvidar nunca que estamos frente a un musical y que Rob Marshall no es Fellini. Las mujeres siguen teniendo una importancia capital en la obra. En este torneo femenino disputándose la atención del protagonista, se destacan Marion Cotillard como la esposa de Guido, Penélope Cruz como su amante, Fergie como la Sarracena, Nicole Kidman como su musa inspiradora y Sophía Loren como la madre (el tema pedía a gritos un personaje italiano). Fellini era un mago, un ilusionista que desconfiaba de la realidad: creía que todo era territorio de los sueños. Daniel Day-Lewis se juega el resto en una tarea muy exigente. Todo está en su lugar, la coreografía, las canciones y los intérpretes. Seguimos creyendo, sin embargo, que el último musical memorable fue “All that jazz”.