Nine: Final cantado
A pesar del traspié inicial, "Nine" es un musical que convence, con la marca de Broadway en cada canción. Se destacan Penélope Cruz y Fergie.
Para una película que viene con tanto ruido por detrás, que destella con tantos nombres célebres y expectativas ídem, al comienzo Nine no termina de convencer: la mitad de los personajes habla en inglés pero con un artificioso acento italiano (para romper con toda verosimilitud, la otra mitad del elenco no lo hace) y aunque Daniel Day Lewis puede cantar, eso no significa que pueda sostener más de un número musical en todo el filme. Por suerte, no lo hace, y en lo que queda de los 120 minutos se dedica a lo que mejor hace: actuar.
Después de esos primeros minutos un poco decepcionantes, la película empieza a cobrar más fuerza y energía, y a entrar en el clima estético, sentimental y musical que la definirá hasta el final. Desde entonces, el peso musical y coreográfico recae en sus actrices, que encarnan a las mujeres que rodean a Guido Contini, que aparecen en su vida, sus recuerdos, sus momentos oníricos. El paso de una a otra de esas dimensiones narrativas se hace a través de los números musicales de la película, algunos de ellos material original de la obra de Broadway y otros creados especialmente para esta ocasión.
Entre la troupe de divas se destacan Marion Cotillard, quien integra canto y actuación con delicadeza interpretativa; Penélope Cruz, que pone el toque de voluptuosa intensidad italiana; y sorprende Fergie (sí, la misma de Black Eyed Peas) como la curvilínea Saraghina, la prostituta que desvela a Guido en su niñez en las escenas que más evocan al clásico de Fellini.
Justamente, la canción de Fergie, Be italian, es la que mejor resume el espíritu del filme y la más poderosa del repertorio. Muy por detrás quedan las interpretaciones de una inmóvil Sofía Loren o, en el otro extremo, una hiperactiva Kate Hudson.
Por lo demás, tanto el vestuario como el arte de Nine evocan la Roma de entonces como una pintura cinematográfica, en la que la reproducción de los estudios Cinecittá completa el panorama.
Así, a pesar del traspié inicial, Nine es un musical que convence, con la marca de Broadway en cada canción y con una combinación lograda de lenguaje cinematográfico y teatral, de melancolía y felicidad.