Ningún amor es perfecto, y menos el de esta película
Si no fuera tan empalagosa, si no se escuchara tan seguido la canción del título, ni todos esos comentarios en off estilo FM nocturna para corazones en lista de espera, si no tuviera esas situaciones dramáticas agarradas de los pelos y encima bajo tormenta, ni ese reencuentro como un salvataje en el último minuto, viejo lugar común, ni toda esa multitud de fondos musicales instrumentales y cantados, en fin, si no tuviera todo eso que hace que los maridos miren el reloj o la puerta de salida, esta comedia romántica no cumpliría con su público específico.
Así es la cosa, y hay que aceptarla. Que pudo ser mejor, es cierto. Que acompañar a la mujer al cine para verla es una gran muestra de cariño y paciencia, también. Como que no todas las mujeres reconocerán públicamente su beneplácito por las situaciones y los caracteres que allí se exponen, ni por el pasatiempo elegido. En fin, ¿qué van a decir? Con sinceridad, que Patricia Sosa está envidiable de tan joven y linda, lo mismo que el resto del elenco femenino incluyendo a doña María Rosa Fugazot (a fin de cuentas esto es una comedia romántica), todos los espacios son bonitos, Diego Olivera luce como un elegante y accesible objeto de deseo, etc., y que todos sonríen. Seguramente, esa fue la intención.
Director, Pablo Sofovich («El favor»). Guionista y productora asociada, la joven profesora Patricia Agejas. Textos en off, Martín Greco, recitados por Carlos Secilio. Uno de los textos: «Una mujer tiene palabra. Y si dijo no, es no. No tengo qué ponerme». Vestuarista, Florencia Cegatti. Fotografía, Javier Arroyo, directora de arte Claudia Vianni. Figura a destacar, Fabián Arenillas en el papel de escritor pedante pero lúcido. Cameo de Dalmiro Sáenz, música y canciones de Patricia Sosa y Daniel Vilá. Amigo, deje que su mujer vaya sola.