Después de años de luchar para formar una familia, Julie Rivers (Melissa Barrera) está embarazada nuevamente y se muda a un nuevo hogar con Daniel Rivers (Guy Burnet), su esposo, mientras abrazan un nuevo comienzo. Al recibir la orden de reposo en cama obligatorio, Julie comienza a desmoronarse lentamente mientras sufre la monotonía y la ansiedad de sus nuevas limitaciones. Esta es la síntesis oficial del filme, mas o menos acertada, se puede decir. Pronto, las aterradoras experiencias fantasmales en el hogar comienzan a acechar a Julie, despertando sus demonios pasados y haciendo que otros cuestionen su estabilidad mental. Atrapada y obligada a enfrentar su pasado y lo sobrenatural, Julie lucha para protegerse a sí misma y a su bebé por nacer. Lo primero que produce un cuestionamiento muy claro, no solo en esta producción, es saber las razones por las que un matrimonio que ya perdió un bebe al nacer, se muda faltando solo 2 meses para el parto, a kilómetros de la ciudad y por ende del sanatorio donde debería nacer el hijo.