El nuevo film de Gustavo Hernández, "No dormirás", es una apuesta fuerte por el terror psicológico, con interesantes resultados que hubiesen mejorado de animarse a más. Lo decimos cada vez que hay una oportunidad.
El cine de terror en Latinoamérica, y en especial en nuestro país, está viviendo una etapa cercana a la dorada. Aumento de producciones, llegada al estreno en salas y no sólo en festivales ad hoc, el público afín que de a poco va quitándose la venda de los ojos, y un progresivo aumento en los presupuestos.
Hace poco nos desayunamos con la grata noticia de que la primera actriz Natalia Oreiro, una de las estrellas de cine más fuertes de nuestro país, protagonizará como próximo proyecto Bajo tus pies, un guion que lleva la firma de alguien que viene luchándola hace años dentro del género como Hernán Moyano. Con la producción de una de las productoras más grandes de nuestro país, que, entre otros títulos, llevó a la pantalla grande, los últimos títulos estelarizados por Ricardo Darín.
A esta noticia se le anticipa el estreno de "No dormirás", una co-producción entre Argentina, España y Uruguay, dirigida por el uruguayo Gustavo Hernández, quien viene con el aval de haber realizado uno de los títulos del género más populares dentro de la región en los últimos años como "La Casa Muda".
"No dormirás" representa algo así como el sueño del pibe (nunca mejor dicho, ya veremos por qué). Saltar de una producción muy chica como La casa muda, con un presupuesto ínfimo y actores desconocidos; a algo mainstream en todo sentido como No dormirás (en el medio realizó la no muy conocida Dios Local), con todo el presupuesto para filmar, más el plus de la promoción, y grandes estrellas dentro del elenco.
Todo está a favor de Hernández para pegar el salto definitivo. Sin embargo, en No dormirás se cumple una regla de oro del terror. Rara vez cuando los directores pasan a grandes producciones mantienen la misma libertad creativa que cuando hicieron sus films más pequeños e independientes.
"No dormirás" es un interesante thriller psicológico, que bordea el terror, y mantiene muchos componentes de drama. Sus resultados son más que correctos, pero es inevitable pensar que pudo ser mucho más jugada. Bianca (Eva de Dominicci) es una aspirante a actriz con muchas ansias de dar el gran paso.
Tiene un pasado algo complicado, lo que complica aún más la situación. Ella está en la puja por conseguir un papel protagónico en una puesta teatral de la exigente Alma Rohm (Belén Rueda), conocida por someter a sus trabajadores a métodos muy extremos. Bianca debe componer el rol de una madre que tras muchas noches de insomnio, enloqueció y cometió un hecho atroz.
Alma cree que los actores deben pasar en carne propia por las experiencias de sus personajes. Sí, es Stanislavski, pero llevado a un nivel demasiado superior. Monta el ensayo de la obra en un hospital psiquiátrico abandonado. El mismo en el que ocurrieron los primeros hechos hace casi una década (la acción transcurre en los años ’80) y pone a Bianca, y a su amiga – y rival – Cecilia (Natalia de Molina) a competir por ese papel, que a su vez, es el de la autora de la obra. Todo es como una gran caja china.
El asunto es poner a prueba una teoría que nos dice que, pasados las 108 horas sin dormir, se entra en un estado de caos mental en el que todo se vuelve confuso, y pareciera que entramos a otro mundo ¿o será real que se abren las puertas de otro mundo?
"No dormirás" nos cuenta así, la odisea de Bianca, que recibe presiones por todos lados. Desde su historia personal, desde la necesidad de triunfar, las exigencias de Rohm, la relación con su amiga, y la imposibilidad de dormir.
Es lógico que su mente haga catarsis y comience a cumplir con esa mentada teoría. Desde su premisa, no hay que hacer demasiado esfuerzo para pensar en "Suspiria", "El cisne negro", "Curtains", algún hito del terror japonés (sobre todo por la historia de Dora, la insomne original, y por la confusión entre los dos mundos), y hasta la local "Hipersomnia".
Sin embargo, dada la posibilidad de hacer una gran puesta, y de manejar muchos elementos de gran impacto, "No dormirás" se ve como una propuesta bastante original.
Eva de Dominicci es una actriz mayormente conocida por el ambiente televisivo – y hace unos días por las publicidades de hongos vaginales – pero al igual que otros pares como Pablo Echarri y Natalia Oreiro, pareciera escoger el cine para levantar un poco la apuesta de lo puramente “telenovelesco”.
Si ya la vimos en escenas muy jugadas sexualmente con Leonardo Sbaraglia en "Sangre en la boca", ahora la veremos nuevamente en un rol extremo, pero más jugado al extremo dramático. Su labor es correcta y hace que la tengamos en cuenta para próximas presentaciones.
Por supuesto, nuestras miradas se posan en Belén Rueda, una de las actrices más afines al género de habla hispana. La actriz de "El orfanato" compone a Alma Rohm con muchísimo rigor, atmósfera propia, y tal vez algo demasiado afectada por momentos, pero nunca relajada. Será ella quien realce la propuesta. El elenco de secundarios también luce correcto.
La puesta es enorme y lo hace notar, hay un gran despliegue en fotografía, en ambientación, en la mezcla de sonidos. Todo en pos de crear un clima lúgubre y de permanente claustrofobia. Si algo hace que No dormirás no termine de ser la gran propuesta que pudo haber sido, es el permanente freno que tanto el guion de Juma Fodde, como la elección de puesta de Hernández, eligen para contenerse.
"La casa muda" también jugaba al terror psicológico, sin embargo, se veía mucho más abierta que "No dormirás"; a la cual le falta un grado de violencia, de piel, de carnadura, para cortar con la frialdad y pasar a la acción que reclama el terror para no ser solo un drama intenso.
Todas las películas citadas poseen eso, aún "El cisne negro" sin ser terror. Probablemente sea la intención de querer captar a un público amplio, y el temor de no hacerlo si se animaban a más, lo que termine haciendo que "No dormirás" sea una propuesta lograda pero con el freno de mano siempre cerca por si las dudas.
Este paso fundamental del terror local a las grandes producciones es una noticia auspiciosa y con resultados que nos hacen pensar que las mismas pueden seguir llegando. Pero también confirma que lo mejor del género sigue estando donde se trabaja con mayor libertad.