No Dormirás: Entregarse al miedo.
Thriller de terror psicológico con Belén Rueda y Eva de Dominici en el que una joven actriz se brinda por completo a una propuesta teatral que promete llevarla más allá de los límites conocidos.
En 2010, una pequeña película uruguaya daba la vuelta al mundo de festival en festival. La Casa Muda, debut independiente del director Gustavo Hernández, hacia girar cabezas y colocaba a un cineasta de género latinoamericano en la envidiable posición de rozar codos con el cine internacional. Aunque se hizo tiempo para dirigir Dios Local en 2014, producción de mayor envergadura y calidad que aún así no logro hacer tanto ruido en su momento, el resultado de esos contactos culmino en esta triple co-producción internacional (Uruguay-Argentina-España) que significa un enorme paso adelante para la carrera del director uruguayo.
No Dormirás es un thriller de terror psicológico protagonizado por Eva de Dominici, interpretando a una joven actriz al que le cae del cielo una oportunidad única en su carrera justo en un momento personal y familiar delicado. Una propuesta teatral que la seduce y pone nerviosa a la vez, entregarse en las manos de una renombrada dramaturga (Belén Rueda) que la llevara a los limites físicos y más allá. A pesar de que el insomnio como disparador de terror suene gastado, los personajes y la historia la mantienen bastante más interesante que lo que a priori podría sospecharse. Es importante destacar que, aunque el film se publicita como una cinta de terror, intenta (y en algunos puntos logra) entregar mucho más que solamente miedo.
Es un film que aspira a hacer mucho más que solo asustar, y aunque tiene bastantes secuencias de terror y varios jumpscares bien construidos, esta claro que la prioridad para la cinta son sus personajes y la historia que permite desarrollar sus temáticas. El abandono, así como el sacrificio por el arte y el oficio, son algunos de los temas trabajados en esta producción. Con el tamaño de la misma, es algo para resaltar: se nota que Hernández es un director de películas pequeñas y personales, que se encuentra fruto de su trabajo con la chance de hacer una producción gigante (para los estándares de género). Por supuesto, que eso viene con pros y contras.
La parte técnica, con un excelente trabajo de fotografía, trabajo de cámara y secuencias en un solo plano que recuerdan vagamente al trabajo de James Wan, y de arte que bajo la dirección del director uruguayo forman una red de contención para mantener la película a flote cuando el guion le suelta la mano. No hay jumpscares fáciles y rápidos, lo sustos son construidos con la paciencia de un pulso justo. El departamento de arte además de crear un espacio físico que transmite todo lo que necesita la película, conspira junto a la dirección, el trabajo de sonido y la fotografía para crear la ambientación de terror que tan vital resulta en cualquier propuesta de género como esta. Los problemas de la cinta vienen por otro lado…
Aunque a grandes rasgos el elenco cumple una buena tarea, los personajes más erráticos (puntualmente los de Eugenia Tobal y Juan Manuel Guilera) sufren que el guion y el montaje no hayan logrado ensamblar una experiencia concisa. La película sufre tener algunas escenas aisladas, secuencias de sustos que quedaron en el corte final aunque termino cortándose la escena que estaba alrededor de las mismas. Problemas de guion que evidentemente se empeoraron a la hora de la edición, dejando sustos colgados y personajes que más que inquietar por su comportamiento transmiten dudas en la producción.
Esos momentos negativos se sienten, pero aún así los actores (incluso con los dos recién señalados) solo causan un impacto positivo en la cinta, incluso hablando de roles menos centrales como los de Germán Palacios o Natalia de Molina. Es una historia que, a fuerza más que nada de la propuesta y el concepto, se las arregla para dejar buenas sensaciones. Un film bastante irregular que provee a cualquiera con argumentos suficientes para salvarla o condenarla.
Por momentos tambalea, pero No Dormirás se mantiene centrada en lo que quiere contar y, a pesar de tener que equilibrar sus flaquezas con sus varios puntos fuertes, se las arregla para meter más que unos cuantos sustos en el proceso. Una propuesta que se aprecia dentro del panorama moderno de terror en el que casi toda producción trata de hacerse lo más barata posible, y que al mismo tiempo no tiene miedo a entregar algo distinto a lo que la mayoría puede ir a buscar a la sala.