TERRITORIO
Creo que ya ha llegado el momento de preguntarnos qué tan válido es utilizar viejos manicomios y casas embrujadas como territorios de miedo en las películas de terror contemporáneas. En realidad es una pregunta pavota de respuesta fácil: cada tanto aparece una, y generalmente fallida. Son un mal evitable si pensamos que ya ni Carpenter puede hacer algo bien con ese material (recordemos la existencia su fallida The ward, y juremos jamás volver a mencionarla).
Entonces, el prólogo de No dormirás es una elaborada excusa para que un grupo de personajes más o menos definidos se reúnan en la convenientemente tenebrosa locación. Una intensa dramaturga interpretada con notable intensidad (valga la redundancia) por Belén Rueda intenta montar una obra de teatro vanguardista dentro del famoso manicomio, para lo cual contrata a Bianca (un correcta Eva De Dominici) y a Natalia (una menos correcta Natalia de Molina), que competirán por el papel principal; el reparto también incluye al personaje de Eugenia Tobal que anda por ahí medio trastornada y sin dormir, intuimos que forma parte de la obra en cuestión, luego nos enteramos que sí. Dada la teoría del personaje de Belén Rueda, ambas deberán mantenerse despiertas todo lo posible para alcanzar una especie de trance que les permita acceder a estados de conciencia más sensibles, una especie de actuación esencial. Pasado en limpio: si se quedan despiertas mucho tiempo van a ver fantasmas, y eso, según Rueda, es actuar mejor.
A partir de allí se desencadenan una serie de secuencias terroríficas efectivas en un ritmo aceptable. No dormirás no falla desde el punto de vista técnico. Gustavo Hernández había demostrado bastante pericia en La casa muda, que es un larguísimo y virtuoso plano secuencia, y que aunque a veces perdía efectividad conseguía unos cuántos buenos climas. De hecho, No dormirás está muy por encima del promedio de cine de terror norteamericano que se estrena masivamente un nuestro país. Sin embargo, en cierto punto la trama se estanca un poco, todo lo interesante del método extremo de actuación que experimentan los protagonistas, y cierta reflexión acerca de cómo los actores canalizan emociones, se pierden en una historia cuyo rumbo es un poco enclenque, o digamos carente de contundencia, como si Hernández no estuviera del todo convencido en lo que nos está contando. Para cuando llegamos a la resolución que incluye giro argumental y todo, es muy probable que hayamos perdido el interés.
No dormirás es una de esas películas que sufre la falta de originalidad y de riesgo, apenas es correcta, nunca brilla y siempre le falta algo. Ser mejor que espantos relativamente contemporáneos como 7 deseos o Jigsaw no compensan lo opaco de su resultado final. Todo empezó a salir mal cuando alguien eligió el territorio equivocado: el manicomio.