Gustavo Hernández ya no es sólo una promesa del cine de género rioplatense, es una realidad que ofrece, en esta oportunidad, un relato maduro y potente sobre el hombre y su imposibilidad de reflexionar acerca de la utilización de sus pares.
Un experimento teatral hará que un grupo de actores trascienda, manipulados, en los límites de su entendimiento. El elenco, con Belén Rueda y Eva de Dominici a la cabeza, juega la propuesta de Hernández, un disfrute visual y estilístico que tal vez se precipite hacia el final abruptamente, pero que en el mientras tanto logra su cometido.