Más allá de las palabras. La crítica Milagros Amondaray extiende la experiencia de su blog “Cinescalas” en este roadtrip que apunta a encontrar los rostros y las historias detrás de las palabras que día a día fueron conformando la esencia de una comunidad donde además de la cinefilia se comparte la vida bajo la premisa de la autenticidad y el respeto en contraste con el anonimato virtual que puede generar la internet bajo seudónimos o falsas personalidades.
Tratándose de un documental de 57 minutos, realizado a través del sistema crowfunding de Idea.me, es paradójico pensar en la idea de lo inconmensurable que representa No Estás Solo En Esto, de la crítica de cine Milagros Amondaray, quien tuvo una brillante idea en un momento personal oscuro: crear un blog de cine diferente al molde prefabricado de esos espacios. En este documental se ven las hermosas consecuencias logradas, que son los entramados terapéuticos surgidos de las conexiones cinéfilas de la propia Amondaray con los asiduos (y ocasionales, también) lectores y participantes activos del blog Cinescalas, que supera sin problemas los 500 comentarios diarios y que puede alcanzar picos de 2500. Aunque lo más sorprendente no se encuentra en estas cifras, que pueden ser frías, sino en la dialéctica de sus participantes: en la posibilidad de hallar un momento superador en una respuesta, producto de un diálogo genuino. La creadora hace en su ópera prima el camino inverso: sale ella al encuentro en persona de los cinescaleros (una posible palabra para un posible glosario del blog), en una especie de roadtrip retratador de la intangibilidad del sentimiento que es Cinescalas. En el documental, el recorte toma la perspectiva del quiebre del espacio a partir del post del blog sobre la película El Lado Luminoso de la Vida (2012), acontecimiento que revolucionó el espacio y particularizó una nueva forma de pensar la crítica de cine, totalmente desposeída de una dosis de cinismo y/o de una mirada absolutamente despersonalizada. Lejos de ser una película de nicho, Amondaray logra iluminar (con su propia luz y la de los cinescaleros) un momento específico del fenómeno Cinescalas. Tras recorrido por el 29º Festival Internacional de Mar Del Plata 2014 y por ciudades como Córdoba, Mendoza, Montevideo, llega la proyección en Buenos Aires, en el Centro Cultural de la Cooperación durante los jueves de Marzo, tras su estreno en la sede de Crítica de Arte de la UNA (Universidad Nacional de las Artes).
Cuando no son pocos los que firman el acta de defunción del blog, plataforma seminal de discusión en la web, hoy relegada por la voracidad de otras redes sociales, el caso de Cinescalas no deja de ser significativo. El sitio nació en 2010 como una forma de aplacar un trastorno de ansiedad que padecía su creadora, la crítica Milagros Amondaray. La sorpresa fue que, a diferencia de otras páginas dedicadas al cine, el blog se convirtió en un refugio para muchos otros que también acarreaban sus propias cruces, llegando a reunir una comunidad de 500 personas. No estás solo en esto está basada en aquella experiencia. Compuesto casi en su totalidad por testimonios y unas pocas imágenes de films, el documental recoge las voces los comentaristas más destacados de Cinescalas, incluida la propia Amondaray. Allí cada uno cuenta su relación con el blog: cómo llegaron a él, la existencia de un espacio de contención, la posibilidad de expresarse y compartir vivencias, cómo se conocieron en persona con otros visitantes. Todo esto tamizado por las películas que marcaron la vida de los participantes. ¿Que algunos testimonios pierden fluidez por su extensión? Es probable. ¿Que los recursos técnicos son apenas los justos? Puede que sí. Pero si el análisis frío (como el que intenta profesar este texto) no puede evitar ocuparse de criterios éticos y estéticos, de todas maneras es para celebrar que el cine siga siendo, aún desde este curioso rol terapéutico, un lugar de encuentro e identificación. Que no es poca cosa.
Mejor acompañado que solo El documental de Milagros Amondaray aborda el efecto que provocó el blog Cinescalas, creación de la misma directora, en un grupo de lectores. No estás solo en esto (2014) recurre a un puñado de blogueros para dar cuenta de ese cambio. El arte, se sabe, produce efectos terapéuticos. Y a tono con el aluvión de las tecnologías virtuales tan propias de nuestro tiempo, ese efecto se ha potenciado en las redes sociales, que propiciaron diversos modos de interactuar con otros espectadores o lectores. El blog de La Nación Cinescalas es un ejemplo de cómo se puede gestar una auténtica comunidad bloguera (de 500 integrantes, en este caso), y de cómo cada participante puede encontrar un espacio para mejorar su calidad de vida (por más que esto suene un poco exagerado). No estás solo en esto compendia una serie de testimonios que incluyen al de Amondaray; momentos que sirven para comprender un tipo de cinefilia distanciada de lo eminentemente académico. No estás solo en esto es un documental de formato pequeño; allí está su mayor acierto. Es evidente que Milagros Amondaray quiso potenciar el sesgo testimonial de su trabajo, y consagró una equitativa cantidad de tiempo a sus participantes. También es un acierto que cada uno de ellos, sin presiones, haya decidido qué contar y hasta qué punto. El rasgo en común es que, para todos, el espacio virtual les ofreció un acompañamiento. A algunos, les significó la ayuda para salir de un estado de aislamiento o depresión. A Amondaray la propuesta de creación de Cinescalas se la hizo su psicóloga, frente a un cuadro de ataque de ansiedad que tuvo hacia el 2010. Tal vez, sin abandonar la austeridad formal, hubiera sido auspicioso que los testimonios abandonaran el esquema de plano general/plano medio o primer plano con el que fueron registrados para, de esa forma, ingresar al contexto de pertenencia de cada uno de los lectores. Tan sólo algunas secuencias muestran espacios de San Antonio de Areco, lugar en donde Amondaray nació y hoy vive, y en esos momentos el material cobra un espesor singular, entre melancólico y auténtico. En cambio, funciona muy bien la inclusión de imágenes de algunos films que marcaron la vida del blog y los lectores (seguramente, pocas imágenes en virtud de los derechos de autor); en la televisión actual abunda la necesidad de poner imágenes a cada discurso, falencia que aquí no es existe. No estás solo en esto, en suma, es una mirada sobre los vínculos interpersonales de este temprano siglo XXI, y de cómo el cine y los medios virtuales pueden transformar vidas.
“No estás solo en esto” es una frase que a cualquiera haría sentir bien. Saber que no estamos solos, hay otro que comparte una pasión, un gusto, un placer, un problema, una sensación, lo que sea. Compartir. Acompañarse. De eso se trata principalmente este documental que llega los próximos jueves de marzo al Centro Cultural de la Cooperación. Para quienes no lo saben, Milagros Amondaray es una conocida crítica de cine y periodista de espectáculos que actualmente trabaja para la versión online del diario La Nación. Es allí donde creó y lleva a cabo el blog de cine, titulado Cinescalas. Y es también cuando, de manera no premeditada y sorprendiendo a todos y especialmente a ella misma, de repente un sitio que utilizaba principalmente para expresarse, a través del cine, supo reunir una comunidad de gente de diferentes lugares y edades pero que tenían en común esa misma pasión por el cine. Porque el principal atractivo que tiene ese sitio es que no es un simple blog de crítica de cine. El modo que elije abordar cada película en cuestión es siempre el más personal y subjetivo posible y esto permite que uno pueda identificarse o no, pero den ganas de discutirlas, comentarlas, recomendarlas. Y porque es sobre todo personal es que, especialmente a partir del post dedicado a “El lado luminoso de la vida” donde su escritora plasma cuestiones más íntimas, funciona también como punto de reunión para gente que entró, leyó y se quedó y hoy se suma a relatar sus experiencias a través de los cientos de comentarios que cada post genera. "Lisbeth Salander se apoyó contra la almohada y siguió la conversación con una sonrisa torcida. Se preguntó por qué ella, a la que le costaba tanto hablar de sí misma con gente a la que veía cara a cara, podía confiarle, sin la menor preocupación, sus secretos más íntimos a una pandilla de chalados completamente desconocidos de Internet". Esa sensación que Stieg Larsson supo describir al definir otro rasgo de la protagonista de la serie Millenium, no nos es ajena, al menos no a una gran parte de la gente. Lo cierto es que se vive mucho virtualmente. Pero Cinescalas no es sólo virtual y hoy se materializa en forma de película. Es así que la propia Milagros, con el financiamiento de toda la comunidad a través del crowfundind, decide contar la historia de este sitio que supo cambiar vidas, mientras éstas convergían en este punto de encuentro. “No estás solo en esto” es el conjunto de algunos testimonios que representan a la gente que día a día se sienta a leer y comentar sobre cine especialmente, pero también música, literatura, series, y claro, la vida misma. Y como la idea de crear este blog surge de un momento particular y difícil en la vida de Milagros, es que la película tiene una primera mitad con las historias más oscuras y una segunda con más luz y optimismo, como modo de reflejar que de lo malo puede surgir algo bueno. Además de los testimonios, la película recoge imágenes de San Antonio de Areco y algunas del viaje que realizó para poder llegar a miembros de diferentes partes del país y esto, sumado a la bella música, le aporta un brillo especial. Es que a la larga, “No estás solo en esto” es una película chiquita, que se hizo desde el centro de Cinescalas, y tiene mucho corazón. Hoy no puedo ser objetiva y me llena de orgullo ser aunque sea una pequeña parte de ella.
Milagros Amondaray comienza su relato contando a cámara cómo comenzó su historia con el famosísimo blog que lleva adelante en el Diario La Nación ("Cinescalas"). Cierto día, luego de un par de entrevistas importantes en su trabajo (en 2010), se sintió mal. Una ataque de ansiedad, cuenta ella, según definió una enfermera al cuadro que la aquejó esa noche . No fue un incidente aislado. Este fue un episodio que se repetiría durante año y medio y llevaría a nuestra periodista a buscar maneras novedosas para enfrentar esa cuestión. El desafío entonces era mirar de cara ese desequilibrio y salir a enfrentarlo con las herramientas que tenía a mano: generar un espacio propio, amistoso, en la red de blogs de su diario, con la idea de explorar aquello que te conmueve en relación con el cine. Ese espacio nació con una idea terapéutica y propositiva: abrir el juego desde un espacio creativo que invite a la participación. La idea de "Cineascalas" fue la de muchos blogs que encontramos en la red. Sin embargo, algo lo transformó en éxito. Siento que ella buscaba en ese dispositivo virtual, ser una voz convocante que invitaba al debate y a la vez, la manera en que moderaba ideas y sensaciones dentro de un espacio seguro y amistoso, lograba fidelidad entre su público. Indudablemente logró su objetivo. Milagros empezó a escribir sobre películas desde una mirada personal, alejada de lo técnico, para cortar con lo que la atravesaba (nunca nos olvidemos el punto de partida) y eso se vio reflejado con los posts en "Cineascalas": pequeñas grandes invitaciones al intercambio, coloridas y llenas de comentarios sagaces de sus lectores. Pero lo que sucedió con ese espacio fue aún más notable. La respuesta del público comenzó a sorprender a su autora: mucha gente empezó a vivenciar el blog de Milagros y a interactuar con ella, de manera espontánea y dinámica. Si bien al principio parecía estructurado, lo cierto es que las consignas eran originales y el público debatía con entusiasmo sobre muchos temas referentes a películas, conocidas y de las otras, generando gran cantidad de feedback día a día. Amondaray fue convocando, silenciosa (e inconscientemente), desde "Cinescalas", una comunidad que aguardaba un lugar donde compartir las emociones generadas por el cine. En este documental, recorreremos las historias personales de gente que fortaleció esa red que Milagros armó. Es cierto que logró tocar la fibra de lectores que estaban (por su relato) en momentos de reorganización y búsqueda en sus vidas. Supo canalizar la energía que circulaba en el blog y llevar adelante una propuesta inclusiva, pura, de apelación a la emotividad de sus seguidores. Y triunfó. No por ella, sino por todos los que necesitan compartir impresiones y estados de ánimos, fácilmente traducibles en formato de película: el cine refleja nuestros sueños y anhelos y nos enfrenta a tramas complejas de incierto final. Que mejor que vivirlas con otros. "Cinescalas" ya es una comunidad creciente y reflexiva que integra a todos, ofreciendo un ida y vuelta fuerte, que ajusta una invisible red que sostiene a cada miembro que transita ese espacio. Esta película, describe ese sorprendente proceso. Este es un film chiquito, sencillo donde priman las experiencias de la directora y los seguidores de su blog. Intimo y agradable de ver. Podemos decir que "No estás solo en esto" es entonces un documental muy rico para aquellos que siguen la discusión crítica sobre el cine, ver y escuchar el camino de consolidación de esta comunidad es muy interesante. Y también atrapa a aquellos que miran desde afuera, el fenómeno de pertenencia que genera un espacio comunitario cinéfilo, donde quizás la discusión sobre películas sea sólo la excusa para poder estar con un otro que viva la pasión de similar manera a la nuestra. En el Centro Cultural de la Cooperación, los jueves a las 20 hs, a tener muy en cuenta.
La Internet fecunda Íntimo, espontáneo y nada pretencioso ejercicio final para una experiencia colectiva en red. El cine fue sólo la excusa, el punto de inicio para una experiencia personal y colectiva, la de Milagros Amondaray, que ella refleja ahora en No estás solo en esto, un íntimo documental de 57 minutos cuya factura técnica es lo de menos. Su historia nació de una crisis, un trastorno de ansiedad para el que recurrió a un curioso tratamiento recreativo. Crítica de cine, en 2010 abrió Cinescalas, un blog publicado en La Nación en tiempos en que los blogs ya eran viejos. ¿Lo eran? Con esa decisión creativa, salió a pelearle a la ansiedad, a la soledad, al encierro. Y encontró un nuevo mundo: su comunidad. Ahora su película excede aquella experiencia de virtualidad fecunda, e indaga con honestidad brutal los entresijos de una conexión interpeladora. A través de entrevistas realizadas por la autora, recorremos testimonios sentidos y visiblemente emotivos del vinculo que fue tejiendo este grupo de escribas, integrado por amantes del cine, por un “club” de personas muchas veces en crisis, que junto a Milagros canalizan sus intimidades sin temores. Exponiendo sus personalidades. Contando. La factura modesta, estratégicamente casera del documental, el hecho de que se financiara a través del crowdfunding (aportes de público interesado), sintonizan con esta manera de narrar, y de leer esta historia que se tradujo en relaciones, en identificación, en catarsis. Está el riesgo, la sombra del rótulo de autoayuda, la posibilidad de contraponerle experiencias virtuales, diversas maneras de sociabilidad real que tienen lugar en Internet. Pero no es un tratado sobre el lugar de los vínculos en la web, y más allá de la identificación o el interés que pueda despertar, su gran virtud es contar una experiencia colectiva desnudando vulnerabilidades en las pantallas. Y dejando un mensaje proactivo e identificable entre tanto ruido y basura online.
Problemas en escala La definición de documental nos acerca aquella cuestión cinematográfica, apartada de la ficción, donde prevalecen los testimonios reales de personas, agrupaciones o entidades y todo tipo de documentación que lo vuelve una obra de interés científico, social, cultural relevante para llamar la atención a nivel informativo y/o pedagógico necesario sobre determinada cuestión. No estás solo en esto, de la escritora y periodista cinematográfica Milagros Amondaray, no cumple con ninguna de las premisas anteriormente enunciadas ya que el cómo opaca a lo que se cuenta. Claro está que resulta fácil decir que una obra es mala sin tener en cuenta los procesos y tiempos fílmicos complejos que determinaron la producción de un proyecto plasmado, en este caso en un documental. Sin embargo, el problema primordial es que este producto parece estar más asociado a un capricho personal/grupal que para sentar un precedente noticiable o de archivo en la sociedad. No estás solo en esto surge como resultado de un famoso blog nacional llamado Cinescalas, donde Amondaray, redactora digital en el diario La Nación, buscó un escape terapéutico a sus ataques de ansiedad para hablar sin tantos términos académicos acerca de su pasión cinéfila junto a otros lectores en su misma posición. La historia de Amondaray parecía interesante al contar las relaciones del grupo e individuos que conforman ese sitio web, pero el eje se desdibujaba al no decidirse entre documentar a un grupo de adultos y adolescentes que ponen peso a la cuestión cinematográfica con intercambio de opiniones sobre determinadas obras, o centrarse en los problemas de socialización emergente, soledad, búsqueda de amistad o el hecho de compartir un pasatiempo como una alternativa saludable y de autoayuda. No estás solo en esto pone foco en el acercamiento de las redes sociales a través de la frialdad de los dispositivos tecnológicos, en tiempos donde con tantos adelantos en informática vivimos cada vez más aislados y atomizados en el confort de nuestro hogar, pero Amondaray no delimita la temática y confunde al espectador. El proyecto, financiado por la plataforma colectiva Ideame, superó las expectativas monetarias con un pozo de más de 25.000 pesos aunque su directora no supo aprovechar las herramientas otorgadas. Tal vez al producto le faltaba mayor maduración con las complejidades que requiere un documental. El recurso de musicalización que busca generar clima emocional durante los testimonios resulta innecesario y recurre al golpe bajo para ejemplificar. Y eso se debe a que la sensibilidad ya estaba instalada, por lo que resulta forzado enmascarar los ricos testimonios. Como si fuera poco, No estás solo en esto presenta graves errores de edición en los comienzos de la historia. Esos errores se trasladan a presencia de ruidos en audios como altibajos sonoros: el ejemplo más destacado resulta el testimonio en portugués de uno de los integrantes del blog Cinescalas cuya voz se encuentra distorsionada por la mala calidad del micrófono otorgado. Son cuestiones básicas y primordiales para gestar un documental, las cuales deben ser evitadas por entendidos en el tema. Y todo ello es una lástima, porque los fondos satisfactoriamente obtenidos no hicieron honor al producto documentado final, que se vuelve denso e incompresible para el espectador, perdiendo toda chance de impacto.
Milagros Amondaray concibió un blog de cine, “Cinescalas” en el que trabajo para salir de una situación personal límite y que le permitió crear una comunidad de amigos cuyos testimonios emotivos se plasmaron en un libro y ahora en este trabajo. Para admirar.