No me las toquen, ópera prima como directora de la reconocida guionista y productora Kay Cannon, recicla varios de los elementos y estereotipos de lo que se conoció como nueva comedia americana (desde la sátira sexual hasta el humor escatológico, pasando por las inseguridades, los excesos y el descontrol adolescente), pero lo hace con una convicción, una honestidad y una sensibilidad que la convierten en una valiosa exploración (y reivindicación) de la intimidad femenina.
Julie (Kathryn Newton), Kayla (Geraldine Viswanathan) y Sam (Gideon Adlon), amigas inseparables desde el jardín de infantes, hacen un pacto para perder la virginidad tras el baile de graduación de la secundaria. Cuando Lisa (Leslie Mann), la madre soltera de Julie; Mitchell (el luchador John Cena, toda una revelación); el confundido padre de Kayla, y Hunter (Ike Barinholtz), el padre divorciado de Sam, se enteran -fruto de un descuido tecnológico- del plan de sus hijas, saldrán a perseguirlas para impedirlo.
Esta comedia de enredos expone sin prejuicios las contradicciones generacionales, el patetismo de unos padres que irán descubriendo en el trayecto sus propias miserias y ridiculeces, y las búsquedas personales de cada una de las chicas. Algunos espectadores podrán sentir rechazo ante la crudeza de varias situaciones, pero más allá de los vómitos, las drogas o los fluidos- No me las toquen es una comedia con mucho corazón.