Impacto en 3, 2, 1…Un reparto de lujo (Leo Di Caprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Cate Blanchett, Jonah Hill, Timothée Chalamet, Mark Rylance) engalana un film en donde la crítica social se encumbra como principal mensaje. En otros tiempos, hubiera sido este film una de las atracciones más preponderantes de la cartelera, mientras que hoy encabeza las novedades populares de la plataforma de streaming Netflix. Ya lo dijo Dylan hace medio siglo: ‘times they are-a-changing’.
Adam McKay, el realizador de “El Vicepresidente” y “La Gran Apuesta”, examina la corrupción política y la ineptitud colectiva, en tiempos de superfluos ídolos y líderes gubernamentales ineptos. Ejercita un media tour como mensaje concientizador, estrellando contra nosotros un drástico interrogante: ¿podría el mundo acabarse más pronto que tarde? Humor sutil y absurdo proliferando grafican la necedad humana, trayéndonos vivos recuerdos de “Dr. Strangelove” (1964) y su imperecedera sátira. No es una bomba atómica aquí la amenaza, proviene del espacio exterior y promete impactarse de lleno contra nuestro gigantesco ego.
Un gran cometa amenaza con hacer contacto. La mitología clásica nos advierte: Eurídice, no mires atrás. Hollywood , que ha hecho de su rutina un menú casi diario de cine catástrofe aquí y allá, desde los ’70 hasta hoy, saborea la ocasión. Sin embargo, “No Miren Arriba” resulta una propuesta sumamente singular: cine de género como instrumento para ensayar una mirada autoral. La opinión científica, el negacionismo y las conspiraciones, la verdad paralela que tejen las redes, todo ello puesto a debate. McKay no descuida perspectiva. Haciendo un poco de historia, política, realidad social y medios se han mixturado previamente en gemas como “Network” (1976) y “Mentiras que Matan” (1997). El presente film vuelve relevante a la atávica inquietud: ¿en manos de qué lideres dejamos el mundo?
Cuando el tiempo juega en nuestra contra y cuando quienes nos gobiernan han perdido el rumbo por completo, la tragedia parecerse cernirse sobre nosotros, pobres espectadores de la catástrofe. Allí es cuando “No Miren Arriba” recuerda visualmente a “Deep Impact” (1998) y “Armageddon” (1998), distopías comerciales cuyo punto de referencia añade interés a una temática de impostergable pertenencia; el cambio climático que nos involucra y la toma de conciencia que se hace urgente agenda desnudan las falencias de una adormecida sociedad centrada en el consumo de virtual. Perfecta radiografía de los surreales tiempos que corren, las influencias de los medios masivos, los fakes virales y las guerras dialécticas entre bandos ideológicos, conforman semejante cóctel para la explosión apocalíptica.
No es sublime el tono elegido; Adam McKay puede lucir serio y preocupado sin necesidad de caer en la solemnidad: se ríe de todo y de todos. La fauna humana se reconoce en pares que niegan el conflicto, mientras visiones astronómicas puestas bajo la lupa ofrecen suficiente materia de revisión. Un ritmo aplanador y un sentido de la emoción que no cae en el facilismo acompañan el caudal de ironía y acidez de una propuesta que acaba conformándose como una triste mirada sobre la sociedad moderna. Valores suficientes como para considerar a “No Miren Arriba” como una firme candidata a múltiples nominaciones a los próximos Premios Oscar. Una radiografía del mundo actual, portadora de inmensas actuaciones y una concepción estética notable, garantiza la fórmula infalible.