María es una adolescente que, como cualquier otra, debe enfrentar los típicos obstáculos de una chica de su edad. No tiene muchos amigos y la única con la que comparte sus días lo hace solamente porque están juntas desde pequeñas, pero Lily prefiere pasar su tiempo con su novio Sean, el mismo interés amoroso de María. Su padre, un cirujano plástico, no está conforme con la apariencia y el carácter de su hija, y la madre no tiene peso alguno dentro de la familia. Pero su tormento disminuirá cuando descubra que detrás del espejo no solo se esconde su reflejo, sino su propia figura con una personalidad mucho más combativa que querrá ir al mundo real para vengarse de todos aquellos que la lastimaron.
“No Mires”, dirigida por el realizador israelí Assaf Bernstein (“The Debt”), nos ofrece un thriller bien intencionado que maneja muy bien el clima de suspenso pero que cae un poco en la confusión a la hora de querer explicar las circunstancias que mueven a la protagonista y el contexto familiar que la rodea. Empieza de una manera interesante y expectante pero se desinfla un poco sobre el tramo final, el que debería ser el más potente, con el deseo de implementar un giro narrativo dramático que ya fue explorado durante todo el film (incluso la revelación sucede en la primera escena de la cinta), perdiendo bastante su impacto, y generando más confusión de la que debería.
Al igual que el buen manejo del clima de suspenso, la película sabe componer una manera lograda su fotografía, con predominancia de planos oscuros en interiores o escenas de noche, mientras que durante el día se nos presentan situaciones exteriores en invierno, con preponderancia de escenarios con nieve. De esta manera, podemos observar una conexión con los sentimientos de la protagonista y el estado de sus vínculos, fríos, distantes, aislados. La música ayuda a generar este ambiente de tensión constante, como también la ambientación, con abundancia de espejos, como la temática lo requiere. Quienes busquen en “No Mires” una película de terror podrán salir del cine un tanto decepcionados, ya que el largometraje se mantiene todo el tiempo dentro del género del suspenso, sin generar miedo alguno ni sobresaltos (y no porque no tengan oportunidades para hacerlo, sino porque el mismo film no lo busca).
Con respecto a los temas que se abordan, nos encontramos con un análisis sobre el bullying escolar, el rol de los padres en la crianza de los niños y las presiones que les generan, la soledad, la distorsión del cuerpo, los trastornos alimenticios o la depresión, asuntos importantes para mostrar en un film con una protagonista adolescente. Tal vez por momentos el film peca de querer tratar muchas cuestiones diversas, logrando una poca profundización en cada una de ellas, pero sí se ahonda sobre todo en el bullying y la mirada de los padres hacia los hijos y cómo puede afectarlos.
El elenco está bien liderado por India Esley, quien consigue componer dos personajes idénticos en apariencia pero diametralmente opuestos en personalidad. La joven actriz le imprime gestos, miradas y comportamientos distintos a cada uno de sus papeles. Puede ser débil, bondadosa y crédula, al mismo tiempo que puede ser rebelde, fuerte e intolerante a las torturas que recibe a diario. El resto del elenco se encuentra correctamente cumpliendo cada uno su rol.
En síntesis, “No Mires” logra componer un buen ambiente para el suspenso, a partir del clima de tensión, su ambientación, su música y la predominancia de la oscuridad en su fotografía. Con buenas interpretaciones por parte de la actriz principal, el film no solo se queda en esto sino que decide abordar temáticas importantes dentro del rango etario de su protagonista (por momentos queriendo abarcar demasiadas cuestiones). Pero en su contra, nos encontramos con una historia que se va desinflando con el correr del tiempo, cuando debería ir ganando cada vez más fuerza, y con una búsqueda de impacto a partir de un giro narrativo que nunca llega y que provoca más confusión que sorpresa.